Julio PEÑA, corresponsal
Rodolfo MARTIN
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Santa Cruz, Guanacaste.- El informe rendido pocos días antes de morir una agente encubierta a su compañero de trabajo, fue clave para condenar a un hombre de apellido Canales, alias “Fifí”, y a su cuñada de apellido Gutiérrez por el delito de tráfico de drogas.

Ambos fueron sentenciados anteayer a ocho años de cárcel.

La oficial, de apellido Solano y exmiembro de la policía de Control de Drogas del Ministerio de Seguridad Pública (PCD), hizo al menos cinco compras experimentales antes del operativo final, trascendió ayer.

Sin embargo, la mujer policía murió antes de que el caso llegara a juicio.

La información dada durante el debate por el compañero de trabajo de Solano, basado en el informe elaborado por ella, constituyó una prueba importante.

Brinda “plena convicción de que ustedes vendían drogas”, expresó el tribunal, integrado por los jueces Rubén Alfaro, Wilson Chonkan y Cintia Dumanni.

Crack, marihuana y armas

El 27 de junio del 2006, luego de recibir varias denuncias de vecinos de Sardinal de Carrillo, Guanacaste, la PCD allanó una vivienda y detuvo a “Fifí”.

En aquel momento, Gutiérrez tenía dos días de haber dado a luz por lo cual solo declaró en la Fiscalía de Santa Cruz.

Según información que se divulgó en el juicio, en la vivienda del detenido las autoridades encontraron crack, marihuana, un arma de fuego y más de ¢200 mil escondidos dentro de un tarro, producto de la venta de las drogas. El fiscal, Luis Carlos Contreras, argumentó que durante el proceso quedó demostrado que “ambos vendieron crack y marihuana a la agente encubierta de la Policía de Control de Drogas”.

Los jueces no consideraron necesario dejarlos detenidos, por lo que estarán en libertad hasta que la sentencia quede en firme.