Franklin Arroyo González
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Maritza Hernández vino desde Quepos, con sus tres hijos, para disfrutar del gallopinto que ayer regalaron en el Paseo Colón.

El viaje, según ella, valió la pena, pues el tradicional platillo costarricense de arroz con frijoles estaba delicioso.

Ellas comieron parte de las más de 40 mil porciones que se sirvieron ayer y que atrajeron a miles de costarricenses a disfrutar del primer Día Nacional del Gallopinto.

“Está delicioso. Vine solo a esto, ya sabía que iba a haber muchas cosas. Sirve para desestresarse porque ahora todo cuesta mucho”, expresó.

Pero no solo “pinto”, natilla, tortilla y alguna bebida había para disfrutar, la gente también podía gozar con los zanqueros, los pintacaras, las mascaradas, marimbas, cimarronas, bailes típicos, concursos...

El organizador William Muñoz, presidente de Torre Fuerte, confesó que copió la idea de una actividad similar en México y que no esperó un éxito tan rotundo.

“Lo más importante es que el costarricense demuestra que está urgido de este tipo de eventos. Si bien es cierto es gratis, les estamos dando calidad. No queríamos ofrecer un arroz malo, o que la natilla estuviera amarga”.

Muñoz comentó que parte del éxito fue la forma en que estructuraron el evento. “En cada una de las cinco esquinas del paseo hay alguna actividad. La diversión está en todo lado”.

Muy tico

Observamos grandes filas para solicitar la porción de “pinto”, como a Blanca Jiménez, que tardó 15 minutos.

Ella, junto a su hija Grettel Trejos y su nieta Sofía Cortés degustaron el platillo.

“El pinto es nuestro, es costarricense y este está delicioso. Estoy orgullosa de que estas actividades se den en mi país”, dijo.

Casi a la par de ella, observamos el baile sobaqueado, con tres parejas que le ponían bonito.

Muñoz habló de una inversión cercana a los $150 mil (unos ¢75 millones) en toda la organización. Solo en ingredientes se gastaron ¢5 millones y contaron con la colaboración de 75 chefs, liderados por Édgar Álvarez.