Domingo 27 de abril de 2008, San José, Costa Rica
Sucesos | Rigoberto Picado, chofer que protagonizó tragedia en P. Z.:
“Van a creer que vamos a pie, vean como ‘jala' este carro"
Hoy son los funerales de tres jóvenes muertos el jueves al chocar auto contra tráiler
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    Déiner Durán, único sobreviviente del accidente. Mario Cordero

Mario Cordero, corresponsal y Rodolfo Martín
rmartin@aldia.co.cr

Pérez Zeledón, San José.- “Van a creer que vamos a pie... vean como ‘jala’ este carro”, fueron las palabras de Rigoberto Picado, conocido por sus amigos como “Papo” al mismo tiempo que pisaba el acelerador del Hyundai Elantra con toda su fuerza.

Eran los instantes en que el Hyundai Pony de un amigo los rebasaba. Así lo recordó Déiner Durán, único sobreviviente del accidente en que sus compañeros fallecieron.

“Y ahí vino el gran error porque ‘Papo’ quiso volver a rebasarlos pero adelantó en el lugar equivocado, a la entrada de una curva. Al camión lo vi de un momento a otro y le dije a ‘Papo’: ‘mae, nos matamos...’”, evocó ayer Durán, quien viajaba en el asiento al lado del conductor.

Lo volvió a ver y se dio cuenta que estaba como degollado.

Por un instante hubo un sepulcral silencio, hasta que escuchó a “Gallo” que le decía: “mae me muero... me muero... Ojalá que Diosito me perdone por todo lo malo que hice”.

Eran las 11:30 p.m. del jueves, cuando Picado, de 23 años, Jesús Mora y Ronny Cruz de 29 y 20 años (a quienes les decían con cariño “Azúcar" y "Gallo") decidieron dejar el bar El Rancho, en Pilar de Cajón.

Los tres perdieron la vida esa noche durante una violenta colisión contra un tráiler estacionado en Mercedes de Cajón, a 21 kilómetros al sur de San Isidro de El General.

Los muchachos regresaban a sus casas en los poblados de La Guaria y Fátima, a cinco y 10 kilómetros de distancia, porque al día siguiente había que madrugar, recordó ayer Yerling Fonseca, quien compartió con ellos antes de que murieran.

El grupo lo completaban tres amigos, vecinos del pueblo vecino de San Pedro que habían llegado antes en un Hyundai Pony.

“Lo último que hablaron fue que si Dios lo permitía vendrían al baile de esta noche (ayer)”, agregó la muchacha.

Al salir, aparentemente, los del Pony aceleraban el motor para escuchar el “roncador” de la mufla.

Los del Elantra intentaron hacer lo mismo, pero su sistema de escape era normal.

“Papo”, quien manejaba, salió de primero, subió una pequeña cuesta de lastre y llegó a la carretera Interamericana, donde dobló hacia la izquierda.

Algunos minutos después, lo sobrepasó el Pony a toda velocidad, lo que habría sentido como una “puñalada” a su “honor”, de acuerdo con la versión de Durán.

Unos 200 metros más adelante, logró rebasar a los amigos y quizá unos 300 más adelante los esperó. Los del Pony volvieron a sobrepasarlos y luego sobrevino la angustiante tragedia.

Los amigos salieron de paseo solo porque, a última hora, lograron hacer una “vaca” para compar un galón de gasolina por el cual pagaron ¢2.900.

“‘Azúcar’ y ‘Papo’ pusieron ¢1.000, ‘Gallo’ ¢400 y yo ¢500", puntualizó Durán.

Ellos salieron de La Guaria y se fueron al bar El Rancho, porque “Papo” quería intercambiar, con el tío de Durán, dueño del negocio, una cámara de video que le habían regalado por una antena para un radio de transmisión que tenía en su carro.

Ayer, las familias dolientes organizaban todo lo relativo a las velas, como también intentaban ponerse de acuerdo para darles sepultura a los tres amigos al mismo tiempo.

La ceremonia religiosa está programada para iniciar a partir de las 11 a.m. en el pueblo de San Pedro.

A Durán le dieron la salida ayer porque "dichosamente evolucionó como nosotros pensábamos", explicó ayer Juan Carlos Ruíz, jefe del servicio de Emergencias del hospital Escalante Pradilla, donde el joven permaneció internado por unos trastornos renales y hepáticos que tuvo a consecuencia del accidente.

Final del “sueño americano"

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Rigoberto Picado, abrazado por un pariente. Mario Cordero

Rigoberto Picado estaba a punto de irse a acostar, tras una agotadora jornada en su apartamento en Carolina del Sur, Estados Unidos, cuando sonó el teléfono para comunicarle que su hijo acababa de morir en un accidente de tránsito. Era el carro que 15 días atrás le había regalado después de enviarle ¢1,2 millones en dos transferencias.

"Tenía dos años y cinco meses de haberme ido como ‘mojado’, el mismo tiempo de no ver a mi familia", expresó consternado ayer poco después de regresar al país. Se había ido en búsqueda del sueño americano.

Una de sus primeras contribuciones a la familia fue el carro, antes el dinero fue para pagarle al "Coyote". "El carrito era para él (su hijo), para que sacara a la mamá a la clínica o a hacer mandados, en fin, para que le diera una vueltita, jamás para que sucediera esto, solo Dios sabe por qué pasó", comentó.

Culantral a medio camino

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Familia de Cruz Mario Cordero

Soñaba ser un famoso roquero, pero este seguidor del grupo Korn, cultivaba un culantral en un terreno próximo a su casa para disponer de un ingreso económico.

"¿Por qué tuvo que morir de esta manera? ¿Por qué no puedo acompañarlo?", se preguntaba en su humilde casita Ana Cecilia Sánchez, la madre de Ronny Cruz.

Perdimos al cumiche de la familia

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Casa de Mora. Mario Cordero

Jesús Mora pasaba muchas horas sentado y pensativo en el corredor de la casa, A su madre, Elmira Godínez, esa actitud la tenía muy preocupada porque "no había manera de que me dijera qué era lo que le estaba pasando".

"Perdimos al cumiche de la familia", agrega Fernely, hermano del joven fallecido. “Nunca supimos qué le pasaba. Jesús, conocido cariñosamente como "Azúcar", era el menor de nueve hijos de Elmira con Urbino Mora.

El muchacho, soltero, deja un niño de 7 años que ayer jugaba inocente al dolor de sus familiares .

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