Domingo 27 de abril de 2008, San José, Costa Rica
Vivir hoy | Conozca los síntomas
Disfunciones femeninas
El vaginismo y la dispareunia son similares y tienen cura
  • AlDia.co.cr
    Ilustración: Byron Moreno

Carmen Aybar, psicóloga con estudios en sexualidad humana
redaccion@aldia.co.cr

En columnas anteriores nos hemos referido a algunas disfunciones femeninas, como el vaginismo y la dispareunia. Aunque las manifestaciones son diferentes, ambas dificultades son parecidas y el tratamiento también.

El vaginismo consiste en la imposibilidad de la mujer para ser penetrada y se manifiesta como un reflejo que produce una barrera parecida a una pared.

Comúnmente la mujer tiende a sentir dolor, incluso antes de la penetración, durante los juegos sexuales, por ejemplo.

Cuando el hombre intenta penetrarla, aparece el dolor, las piernas tiemblan, la pelvis se cierra y, como consecuencia, el acto coital es imposible.

No tiene nada que ver que sean vírgenes o no; creerlo es un prejuicio pues una mayoría de mujeres no sienten dolor ni expulsan sangre en su primera relación sexual.

Consiste, simplemente, en que la vagina y la entrada de esta se tensan, como todo músculo de nuestro cuerpo, e impide la recepción del pene.

La vagina es un músculo capaz de ampliarse para que por allí pase la cabeza de un bebé, y después recupera la tonicidad y compostura que tenía antes del parto.

En ocasiones, la mujer se deja penetrar aunque sienta un intenso dolor y termina llorando pues el malestar perdura y deja una sensación de ardor que ni el agua ayuda a reducir. Deben pasar unas dos horas, aproximadamente, para que los síntomas desaparezcan.

Esta mala experiencia, podría llevarla a ella a no volver a intentarlo y al varón a creer que esta haciendo las “cosas” mal.

Por eso, hoy nos referimos a esta disfunción para aclarar y aprender sobre un tema poco conocido.

Esta condición es para la mujer con pena, quien siente que no “sirve” para la sexualidad y la tristeza aparece de inmediato.

Cree que el “problema” se va a solucionar solo y, muchas veces, espera largo tiempo para buscar ayuda. Son pocas las parejas que recurren al especialista para buscar ayuda cuando aparece la dificultad.

La dispareunia es una condición parecida, solo que el músculo de la vagina y la entrada de esta se tensan y relajan casi simultáneamente, de manera que el pene puede penetrar, pero a medias, lo cual produce un intenso dolor y ardor.

Esta disfunción no permite la penetración y por más que se intente serán actos fallidos.

A veces el varón cree que no le gusta a la mujer, que tiene dolores insoportables, que es poco atractivo y hasta que la compañera no lo ama lo suficiente como para dejarse penetrar.

Nada más lejos de la realidad. Como hemos dicho en otras ocasiones, ambas situaciones tienen cura y solución.

La mayoría de las pacientes asisten a mi consultorio más tarde de lo debido y con temores para solucionar esta disfunción.

Todo el tratamiento consiste en hacer un buen diagnóstico sexual y enseñar a la mujer a relajarse, a desfocalizarse de la vagina y aprender técnicas de relajación pélvica.

Sepan que esto se resuelve a tal punto que se cura y no reaparece; la excepción es que reaparezca. Si esto último sucede, la mujer solo debe recordar las técnicas, y resuelto el tema.

Ha quedado claro que nada relacionado con el amor debe doler, ni arder, mucho menos hacernos sentir pena y sentimientos de desvalorización, como si la pareja estuviera haciendo las cosas mal o no sean compatibles.

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