Ronny Rojas
Christian Campos
ronnyrojas@aldia.co.cr

Madrugar para viajar a San José desde Filadelfia, Guanacaste, fue el único pecado que cometió Róger Mendoza, a quien varios ladrones le rompieron la cabeza y dejaron inconsciente y sin plata en la bolsa.

Él, como la mayoría de los costarricenses (29,5 por ciento), cree que la inseguridad es el principal problema del país.

Pero la percepción bajó un 9,9 por ciento desde abril, cuando estaba en un 39,4 por ciento, según la más reciente encuesta de Demoscopía para Al Día.

Incluso, en los últimos meses disminuyó el número de costarricenses que asegura haber sido víctima de algún acto de delincuencia; de un 54,6 por ciento que respondió afirmativamente en abril anterior, bajó a un 48,6 por ciento en julio.

En contraste, más personas creen que la labor hecha por el Gobierno para combatir la delincuencia es “mala”. Esta percepción pasó de un 31,5 por ciento en abril del 2008 a un 42,1 por ciento en esta última medición.

El tema sigue como el más acuciante para los ticos, por encima de la pobreza y el desempleo, y se estima que va a empeorar.

El costo de la vida, con un 18,7 por ciento, es el segundo tema que más preocupa a los ciudadanos.

En medio de la ola de inseguridad, parece que la ciudadanía perdió la fe en las autoridades encargadas de investigar los delitos, pues un 72,4 por ciento de las víctimas no ha interpuesto denuncia.

Entre quienes sí lo hicieron, el 89,2 por ciento dice que las autoridades no resolvieron su caso.

Demoscopía efectuó la encuesta entre el 19 y 27 de julio anterior. Abarcó a 1.213 adultos, en todo el país y tiene un margen de error del ± 2,8 por ciento.

Los delitos más comunes siguen siendo los robos y los asaltos, así como la posesión y venta de drogas. Y contrario a lo que algunos creen, la mayoría (64,5 por ciento) opina que la solución para combatir la inseguridad está en aprobar nuevas leyes y sanciones para los delincuentes.

Solo un 11,1 por ciento opina que la solución para disminuir la criminalidad reside en tener más policías y un 21,7 por ciento manifiesta que se deben ejecutar ambas medidas a la vez.

Según el estudio, un 71,6 por ciento de la gente ha presenciado un acto de delincuencia.

Los recientes hechos en los que oficiales de la Fuerza Pública se vieron involucrados en el asesinato de dos personas en Bocuare, Limón, también le cuestan caro a la imagen de la Policía. Un 72,5 por ciento de la gente confiesa haber perdido confianza en ellos.

Desesperanza

Alonso Barrantes.

Alonso Barrantes, Subgerente.

Me robaron una cámara digital; llamé a la Policía y me indicaron que por el valor de la cámara eso no era un robo”.

Cindy Chaves, Dependiente.

¿De qué le sirve a la Policía detener a los malos, si, al ratito, los mandan de nuevo a las calles?”.

Yerling Paniagua, Administradora.

En seguridad, hace rato dejamos de ser eficientes. Hay poco control y el patrullaje en pueblos no es como antes”.

Lo “leñatearon” para robarle

Era domingo, y Róger Mendoza quería aprovechar su día libre para ir a San José. Así que madrugó para tomar el bus de las 4 a.m.

A las 3:40 a.m., en la parada del parque de Filadelfia, quiso dejar un mensaje por teléfono. Levantó el auricular, marcó el número y sintió un fuerte golpe en la cabeza.

Quedó inconsciente, con una herida que sangraba y sin los ¢ 38 mil que llevaba en la bolsa del pantalón, los cuales eran precisamente para el viaje y otros gastos en la capital.

Hasta ayer estuvo en capacidad de interponer la denuncia del asalto. Se convirtió en una cifra más de la inseguridad en el país. “La seguridad está muy mal. No estamos protegidos. Lo peor de todo es que no sé quién o quiénes me golpearon. No vi nada”, dijo.