Hitler lo sufrió en su propia tierra
Tenía que ser el momento supremo del líder nazi y canciller alemán Adolf Hitler, que esperaba que su raza aria demostrara que eran los mejores atletas del mundo. Es de imaginar su disgusto cuando el velocista negro Jesse Owens, estimado por la ideología nazi como “no humano”, ganó cuatro oros - 100m, 200m, relevo 4x100m y longitud.No fue como si hubiera salido de la nada, pues Owens había batido tres récords mundiales el año anterior, e igualado uno en un espacio de 45 minutos en una reunión en Estados Unidos - nada mal para un hombre que fumaba un paquete de cigarrillos diarios en su vida adulta -. Aunque Hitler nunca entregó un metal a Owens, se conocieron en una recepción con otros ganadores de los Juegos en la cancillería, pero no delante de las cámaras.
Berlín 1936
El hecho: Jesse Owens derribó a los ídolos de Hitler.
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