EE. UU. / EFE, AP y AFP.- John Edwards, el senador comprometido, el candidato responsable y el marido entregado, ha demostrado que no era tan perfecto como parecía, tras reconocer que tuvo una aventura en el 2006.

La sociedad estadounidense intenta digerir otro escándalo amoroso, pero esta vez del político del que menos se lo esperaban, y quien a los 54 años ha basado su carisma en la honestidad.

Tanto él como su esposa Elizabeth son una pareja querida por sus orígenes humildes, por su sencillez y porque unidos han afrontado dramáticos momentos en su vida personal.

Juntos atravesaron la pérdida de su hijo mayor Wade, en un accidente cuando tenía 16 años, el incurable cáncer de mama que ella padece y las derrotas políticas de John, que compitió sin éxito este año por la candidatura presidencial demócrata y en el 2004 por la vicepresidencia.

Edwards no se avergüenza en contar que cada año, desde hace más de 30, él y Elizabeth celebran su aniversario de bodas en un restaurante de la cadena de comida rápida Wendy's, ya que fue allí donde él le pidió que se casaran.

Pero todos estos gestos quedaron borrados después de reconocer que tuvo un romance con la cineasta Rielle Hunter, de 42 años (quien produjo sus videos de campaña), y, lo que es peor, que mintió en la campaña cuando le preguntaron sobre el tema.

Esto porque negó rotundamente el idilio al ser cuestionado por la revista National Enquirer, la cual empezó a publicar información sobre la relación, en octubre del año pasado.

“La historia es falsa, es ridícula”, dijo entonces antes de volver a negar el “affaire” hace tan solo dos semanas. Al final, no le quedó más remedio que confesar.

Y así lo hizo, en una entrevista con ABC News. “Me comporté de una manera desleal a mi familia y mis principios. Reconocí mi error y le dije a mi esposa que tuve una relación con otra mujer, y le pedí perdón”, señaló. Edwards añadió que la política lo convirtió en “egocéntrico y narcisista”.

Bebé en el medio

Rielle Hunter, la examante, ya ha dicho que no realizará una prueba de ADN para conocer quién es el padre de su hija, Frances Quinn Hunter, nacida en febrero de este año y en cuya acta de nacimiento no aparece el nombre del padre.

La decisión de Hunter significa que la paternidad de la pequeña será un misterio sin resolver. Esto ayudaría a aplacar en cierto modo el acoso de la prensa, pero el daño a la imagen de Edwards ya está hecho.

Y, aunque ya pidió perdón públicamente por su romance, ha tirado por tierra tanto la simpatía que despertaba como su carrera política. Para el excongresista David E. Bonior, Edwards traicionó a aquellos que creyeron en él por lo que está acabado.

Mientras que ahora también es poco probable que por su actitud forme parte del gabinete del demócrata Barak Obama, en caso de que este gane las elecciones presidenciales de noviembre.