Beijing / AP. - Ya no tiene el bigote que lo caracterizaba y su cabello negro es ahora canoso.

Su récord de medallas de oro en una misma olimpiada se desmoronó y dejó de ser considerado el mejor nadador de todos los tiempos. Sus siete preseas doradas descansan en una caja fuerte.

Es comprensible que Mark Spitz se sienta amargado, pero vio todas las competencias y disfrutó como pocos. Y cuando Michael Phelps conquistó su sétima presea de oro por un pelo, empatando su marca, siguió festejando.

“Estaba casi mareado de la emoción”, declaró Spitz. “Yo gané una carrera por una centésima de segundo y no pienso devolver mi medalla”, dijo. Spitz tiene muchas razones para sentirse contento. “Estoy extasiado. Siempre me pregunté qué sentiría. Pero es como si me hubiesen sacado una enorme carga de encima, finalizó Spitz.