Se destapa hijo de exdictador nicaragüense Anastasio Somoza

“Papá, a Pedro Joaquín lo tirotearon”...¡Santo Dios!

Dice que a nadie de la familia le beneficiaba el crimen de Chamorro

El hombre no parece el militar que ocupa un lugar privilegiado en la historia de violencia de Nicaragua. Se ve pelón, delgado y muy alto, con porte de caballero.

Anastasio Somoza Portocarrero, “El Chigüín”, hijo del exdictador Anastasio Somoza Debayle, ha sido señalado durante 30 años como uno de los autores intelectuales del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, director del diario La Prensa en la década de los setenta.

Esta entrevista busca conocer su versión de los hechos. Ni limpiarlo ni inculparlo.

¿Qué fue lo que pasó ese 10 de enero de 1978?

Ese día, a la hora del cruel asesinato del doctor Chamorro –que fue algo terrible para toda Nicaragua– estaba en mi oficina, en un galerón en la Escuela de Entrenamiento, con un oficial de la misión militar americana, cuando recibí una llamada del general José Somoza que me dijo muy sencillamente: “Hijo, venite a mi oficina que algo terrible ha pasado”.

Obviamente en ese momento, sabiendo que mi padre estaba en recuperación de su infarto, lo primero que se me vino a la mente es que el general tuvo un relapso, algo le pasó.

Y me fui a la oficina del general, en el Primer Batallón Blindado y me encontré con personas que yo conocí desde chiquito con unas caras de angustia, gente mucho mayor que yo. Entré y dije: “¿Qué pasó?” El general Armando Fernández, que estaba ahí, me dice: “Una tragedia”. Entonces don José me dijo: “Acaban de matar a Pedro Joaquín”.

¿Ya le avisaron al General?, pregunté, “estamos en el proceso de llamarlo, pero queríamos que estuvieras aquí, porque como es tu papá, y no sabemos el impacto que pueda tener esta noticia”.

A mí no me toca decirle esto, pero es mi papá, y si le va a dar algo que lo va a golpear, a mí me toca.

Esta es mi versión, obviamente hay otra versión, que es la de él, que sale en su libro.

—Papá, hay terribles noticias.

—¿Qué pasó?.

—Pedro Joaquín Chamorro acaba de ser tiroteado y ha muerto en el centro de Managua.

—¡Santo Dios!... A la gran p… ¿Y cómo fue?

— Mejor hablás con el general José y los oficiales mayores.

— Espérate, necesito recuperar el aliento.

¿En el más alto círculo del somocismo le tenían aprecio al doctor Chamorro?

Los asesinos materiales durante el juicio (izq. a der.): Silvio Peña, Domingo Acevedo, Harold Cedeño y Juan Ramón Medina.

La generación mía creció conociendo al doctor Chamorro a través de su periódico y a través de roces sociales con sus hijos. No nos era una persona extraña.

Voy a insistir en la pregunta: ¿Aprecio definiría el sentimiento que ustedes sentían hacia Chamorro?

Aprecio, diría yo, como una figura importantísima en Nicaragua. El General nunca hablaba mal de él, decía que nunca había que odiar.

¿No teme que estas palabras sean tomadas como cinismo de parte suya?

No, porque hay personas que conocen… Mi generación, que es de la que yo puedo hablar, saludaba al doctor cuando nos veíamos en misa. Ya el General era otra cosa, nunca hablaba de Chamorro más que para enseñarnos de que había que tener una mente abierta para lo que criticaba.

Pero hay un registro de carceleadas...

Ah, no, no. Yo estoy claro… Pero si usted ve qué llevaba a los momentos en que el doctor era detenido, eran acciones que si las hacen hoy en día igual lo llevarían ante un juez: actos armados, Olama y Mollejones, que son los que vienen a mi memoria.

¿Conocieron algún plan contra Chamorro que no llegó a ejecutarse?

Yo, en lo personal, no. Que puedan haber habido, las autoridades de la Policía es posible que se hayan dado cuenta. Pero yo no puedo decir que aquí hubo un plan. No y en eso yo me someto a un polígrafo. Cuando querrás.

Retomando el hilo de su día, ¿en qué momento siente que el dedo público lo está señalando?

Yo no siento que me están señalando hasta varios días después que comienzo a ver... ¿y esto qué es? Comienzo a oír que yo pudiera haber estado involucrado en ese acto tan horroroso. Y por otro lado me doy cuenta que en el proceso de investigar su muerte, el General ha ordenado que sea un nuevo equipo que lo investigara, no la gente involucrada en trabajos de Inteligencia o Policía.

Y me dice a mí: “Alejate de cualquier cosa que tenga que ver con la muerte de Pedro Joaquín, porque algún maldito hijo de puta está tratando de culparte”. Así con esas palabras.

Obviamente, cuando comienzo a ver y a oír, yo digo: “¡Mamita linda! La muerte del doctor me la están queriendo encaramar a mí”, y yo estoy diciendo: “¡Momentito! Aquí alguien está manufacturando esto por razones, obviamente de hacerme mal, por razones políticas, pues”.

La primera pregunta que se hace cualquiera en una investigación de un crimen es: ¿a quién le beneficia el crimen? Y por donde usted lo busque, a ningún miembro de los Somoza le beneficiaba la muerte del doctor Chamorro.

Pero es extraño que se sorprenda de que lo empiecen a mencionar, si reconoció que Chamorro era el principal rival de la familia Somoza…

No, no. Él era el principal opositor en su medio. No políticamente. Políticamente el doctor Chamorro, como ya es récord público, trató de armar una serie de alianzas, de movimientos políticos, etc.

Dice que días más tarde es que empieza a sentirse acusado del crimen. Pero el mismo día usted mandó unas flores al funeral...

Sí, como toda persona decente que ve que alguien que ha admirado, y con quien yo personalmente no tenía más que una relación personal. Y veo que lo asesinan, y yo, como se estilaba en Nicaragua en los tiempos en que la decencia imperaba, mando unas flores por dolor. Fue un acto, quizás políticamente naïf (ingenuo), pero de corazón.

* Publicado el 31 de enero por La Prensa de Nicaragua. reproducción parcial autorizada por Fabián Medina, redactor.