Londres / DPA Después de la impactante victoria de Rafael Nadal en Wimbledon, la duda recorre todos los pasillos del mundo del tenis: ¿quién es ahora el mejor del mundo: Federer o el campeón de los dos últimos Grand Slams?

“Yo no me siento el número uno, porque no lo soy. Soy el dos”, dijo Nadal tras su apoteósica victoria del domingo en el reino de Federer, el “Centre Court” del All England Club, por 6-4, 6-4, 6-7 (5-7), 6-7 (8-10) y 9-7.

También ganó hace un mes en Roland Garros ante el mismo rival y por un ababullante 6-1, 6-3 y 6-0. En aquella ocasión, sin embargo, la victoria llegó sobre arcilla, una superficie en la que parece sencillamente imbatible.

Por eso, su victoria sobre el adorado césped de Federer, campeón los últimos cinco años, adquiere una significación especial. “Es el desastre”, admitió Federer, de 26 años, tras la final más larga de la historia del torneo, cuatro horas y 48 minutos.

“Nadal ha cambiado el curso de la historia del tenis”, sentenció el diario suizo “La Tribune de Genéve”. “Federer es hoy un rey desnudo. ¿Se puede hablar del declive? Aún no. Más bien de una redistribución de los roles”.