Martes 8 de julio de 2008, San José, Costa Rica
Sucesos | San Juan de Dios de Desamparados, vive tres horas de tensión
Verdulero pierde el juicio y ataca a familia
Agredió a la esposa, baleó a hija y retuvo a hijo
  • AlDia.cr
    Laguna salió de la casa al ver la ambulancia. Alexánder Otárola
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    La acción policial ésta vez fue eficiente. Alexánder Otárola

Rodolfo Martín
rmartin@aldia.co.cr

Un hombre fúrico agredió a su esposa en la cara con la cacha de un revólver y, cuando la hija quiso defender a su madre, recibió un disparo en un hombro durante un inusual amanecer ayer en la “Calle La Máquina”, en San Juan de Dios de Desamparados.

El hombre es de apellido Laguna y tiene 45 años. Las mujeres responden a los nombres de Lidieth Cruz Rodríguez y Sharon Laguna Cruz de 45 y 22 años, respectivamente.

Laguna también mantuvo retenido a su hijo menor por casi tres horas.

“A lo largo de este período hubo momentos de gran violencia, como cuando el sospechoso colocaba el cañón del arma en su cabeza y amenazaba con quitarse la vida: o bien, otros donde aceptaba entregarse siempre y cuando llamaran a su hijo mayor para que sirviera de mediador, le trajeran una ambulancia y a un fiscal” , expresó Rafael Araya, director de la Fuerza Pública para San José. La emergencia trascendió ayer a las 4:45 a.m. en la sala de esta familia a causa, al parecer, por problemas de tipo pasional.

La esposa, una abogada, presuntamente, discutía de manera acalorada con su esposo, quien es verdulero, cuando ella amenazó –al parecer– con abandonarlo y llevarse al hijo menor de la pareja, comentó Araya.

Laguna perdió el control, golpeó a su esposa y le disparó a la hija. Ambas escaparon por una ventana, ayudadas por el vecino René Romero. Luego fueron enviadas al hospital San Juan de Dios. El hijo fue liberado cuando el padre optó por entregarse.

Gran tensión

René Romero, vecino.

Arranqué la verja para poder sacar a la señora. Antes le había dicho que se encerrara dentro de un cuarto”.

Rafael Araya, policía.

Al señor se le encasquilló el arma. Le suplicamos entregarse porque Dios no quería complicar más las cosas”.

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