Alejandro Arley Vargas
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A sus 19 años, Greivin Chavarría vende periódicos y pinta casas bajo el intenso calor de Liberia. Con 82 almanaques a cuestas, Jesús Lizano vende copos y recorre el centro de San José en medio de un fuerte aguacero.
63 años y más de 200 kilómetros los separan, pero los problemas económicos los unen.
¿Cómo sobrevivir en tiempos de combustibles por las nubes, restricciones vehiculares, inseguridad ciudadana, inundaciones y borrachos al volante?
Especialistas y costarricenses muy esforzados coinciden en que la actitud marca la diferencia.
“Mi tranquilidad son los años, lo que ya he vivido”, aseguró sonriente don Jesús cuando le hicimos la pregunta.
En palabras de la psicóloga María Esther Flores, una actitud como la de Lizano sería “un buen punto de partida” para enfrentar la situación que vive el país.
“Lo único con lo que contamos en épocas difíciles es nuestra paz interior. Lejos de enojarnos con lo que está pasando, tenemos que sacar fuerzas; el instinto de supervivencia”, dijo Flores.
Greivin se levanta casi todos los días a las 3 a.m. y trabaja 15 horas diarias, pero no deja que la vida lo doblegue.
Este liberiano está seguro de que el único medio “para ver un poco el sol”, es el sacrificio.
Cambio extremo
El sociólogo José Carlos Chinchilla comentó que Costa Rica no es la misma de hace dos años cuando solo se hablaba de bajas en la pobreza y había un ambiente alentador.
Según Chinchilla, actualmente el tema de inseguridad predomina en los hogares costarricenses y no únicamente con respecto a la delincuencia.
“En la gente hay inseguridad sobre si alcanzará el dinero para atender la casa. Temen que el Gobierno no pueda gobernar y a la vez ponen en duda su transparencia”, afirmó Chinchilla.
El especialista reiteró que en épocas de problemas económicos, la gente endurece sus críticas contra el Gobierno y tiende a echarle la culpa de todo.
Pero siempre hay un lado positivo. El sociólogo cree que de los tiempos duros salen cosas importantes.
Los altos precios de la gasolina y de los productos obligarán a las familias a pasar más tiempo reunidas en sus casas. Además, ahorran electricidad o comen menos alimentos chatarra.
Lidiar con el estrés
Para el psiquiatra Luis Diego Herrera, la vida actual genera mucho estrés. Las personas se topan con exigencias y sienten que no las pueden enfrentar.
“El estrés es acumulativo. No se trata de resolverlo cuando ya tenemos una úlcera o la presión alta. Hay que ventilarlo día con día”, afirmó el médico.
La actividad física y aprender técnicas de relajación pueden ayudar a tener una mejor calidad de vida. “Eso se traduce en bienestar, vitalidad y energía”, aseveró el psiquiatra.
Herrera considera que la delincuencia es el tema que más impacta a los ticos hoy en día.
En el plano espiritual, Monseñor José Francisco Ulloa, obispo de Cartago, manifestó que la solidaridad es indispensable.
“Una crisis se soluciona cuando hay sentido humanitario”, externó. Ulloa dijo que la violencia solo agudiza la crisis.
Los “pura vida”
Tras perder a su hija Natalia, en un accidente de tránsito en octubre del 2007, Alejandro Trejos decidió canalizar su dolor en las causas sociales.
Por eso, con ayuda de amigos pintó un mural a la tolerancia en la fuente de la Hispanidad y se metió de lleno en una campaña para endurecer las leyes contra los conductores irresponsables.
“Después de lo que viví, entendí que la actitud hacia la vida nadie la decide por uno”, afirmó.
“Si no nos ponemos de acuerdo no vamos a sacar la carreta del barreal. Aún estamos a tiempo de ser de nuevo los ‘buena gente’, los ‘pura vida’”, concluyó.
Colaboraron: Christian Campos, Mario Cordero y Rolando Avilés.
Empezar de cero dos veces
Olman Cheden, vecino de El Roble de Puntarenas, la pulseó mucho para abrir su mini súper hace 12 años y luego dar el servicio a domicilio.
A duras penas compró un camioncito para jalar la mercadería y llevarla a los clientes, pero para su mala fortuna, un accidente de tránsito, en Puntarenas, lo dejó sin el vehículo.
El negocio se vio golpeado en la parte económica, pero Cheden quedó con vida para seguirla pulseando.
A como pudo compró un segundo camión. A los pocos meses de tenerlo, se repitió la historia. Volvió a colisionar y de nuevo le dieron pérdida total al carro.
“Gracias a Dios y a muchos empresarios que me dieron la mano cuando lo necesité, salí de donde estaba. No fue fácil”, expresó Cheden.
El comerciante se define como una persona positiva, pese a las adversidades que le ha tocado enfrentar.
“Debemos reconocer que el costo de la vida se ha elevado muchísimo, pero hay que trabajar. Ahorita tengo siete muchachos laborando conmigo y se mantienen gracias a esta pequeña empresa”, relató con orgullo.
Olman aseguró que en los tiempos difíciles el apoyo de la familia es indispensable.
Una sonrisa que contagia
Byron Carranza aún no entiende de crisis económicas o decadencia social, pero sí sabe cómo enfrentar los problemas de la vida.
Este campeón de ocho años nació sin su mano derecha, pero las ganas de vivir le ponen los dedos que le faltan.
“Soy normal, me gusta jugar fútbol, ‘la anda’ y uso la computadora”, afirmó el niño en medio de carcajadas.
Desde muy pequeño, Byron es un ejemplo para la familia y los demás niños de la escuela Monseñor Juan Vicente Solís, en San Ramón de Alajuela.
“Somos cristianos, y le hemos enseñado que puede ser feliz y valerse por sí mismo. Dios tiene un propósito para cada uno”, afirmó su hermana mayor Hellen.
Música por monedas
Miguel Gómez, de 50 años, vive de la caridad pública en San José, pero a cambio da su trabajo... sus canciones.
No vidente de nacimiento, la situación económica también lo afecta, porque los ticos no son tan desprendidos con los cincos como antes.
Lo pensó dos veces para aceptar la entrevista. “Es que por salir en el periódico no pagan”, expresó.
Segundos después se animó a contar su historia.
“Vivo en San Juan de Dios de Desamparados y aprendí a tocar guitarra hace unos 30 años, aunque los años ya no cuentan”, afirmó.
Gómez dijo que la época lluviosa afecta a los artistas y vendedores callejeros. “Un día como hoy es malo, por el aguacero”, manifestó.
Se mantiene en la calle optimista, pese a que algunos abusivos se aprovechan y lo golpean para molestarlo.
“Cuando uno no se gana nada por la lluvia o un día malo, pues en definitiva hay que irse, pero así es esto”, expresó mientras empezaba a tocar “Chiquitita” de ABBA.
Con ganas de trabajar
Hace cinco meses, un camión al que le revisaba los frenos, frente a su casa en Pérez Zeledón, le amputó la pierna derecha.
Pese a la tragedia, Henry Naranjo ahora solo piensa en volver a trabajar como lo hacía antes.
Naranjo, de 39 años, olvidó el accidente porque sabe que el sustento de la familia no puede faltar, mucho menos en tiempos tan difíciles.
“Le doy gracias a Dios porque sin su ayuda no se puede seguir. Él da la voluntad de echar pa’lante, nunca para atrás”, afirmó este transportista generaleño.
Naranjo ya maneja vehículo automático y anhela volver al camión. Su motor son sus pequeños hijos, de dos y nueve años.
“En 17 años de manejar no había tenido un accidente, pero eso es algo que quedó atrás, ya tengo otra vida” concluyó Henry.
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