Margarita Murillo Gamboa
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¿Cuándo se limitó el acceso al propio cuerpo?

En las conferencias que he impartido, inicio preguntándole a las mujeres lo siguiente: ¿Cuáles de ustedes en algún momento de sus vidas han rechazado u odiado alguna parte de sus vidas? (hago referencia a los pelos, la cara, los pechos, el trasero, la panza, las piernas, etc.) La respuesta es inmediata, todas levantan la mano.

Es increíble, la gran mayoría de las mujeres no perciben el cuerpo como algo propio. Se visualiza la figura femenina como una mercancía.

En otras palabras, la sociedad, junto con las mujeres, lo han utilizado para “sentirse gustadas, aceptadas, deseadas, seguras”.

Si queremos que se ponga atención a algo, ponemos a una mujer con poca ropa, en posición “exótica” (para esto hay mucho que decir y escribir), de tal manera que la mujer, o partes de ella, son el “enganche” utilizado para que aumente el “rating” de algo.

Por lo general, se va a hacer un énfasis para visualizar los pechos, el trasero o su pubis.

Mostrarla de esta manera hace que se limite su conciencia de respeto por su cuerpo.

Eso va en detrimento de su propia consideración o en el momento que lo pida a los demás.

Si vemos la sexualidad como un manantial de poder, las mujeres, vamos a creer que si exponemos nuestro cuerpo, tenemos influencia sobre los demás.

No es que sea malo que se desee o mire el cuerpo femenino, no está ahí el asunto.

El problema se hace cuando se espera obtener seguridad y autoestima personal por medio de esto.

Esta dependencia hará que el cuerpo se convierta en una mercancía o solo como un medio para obtener placer.

Entonces, se pierde el placer como la fuente de salud, para pasar a una posición de mirar los atractivos de la carne como el origen de la seguridad y felicidad.

Lamentablemente no tiene este poder. Esa fuerza se la dio la cultura, no existe.

Depender de ello implicará caer en una ansiedad por tener un físico perfecto, por ser aceptado desde la imagen y no desde lo que se es como persona, con su dignidad y valores.

El cuerpo es solo un medio para disfrutar la sexualidad. La sexualidad es una energía que estabiliza emociones, pero no resuelve inseguridades ni ansiedades.

Tips

¿Puedo tener sexo con animales?

Esta es una pregunta muy frecuente. Generalmente la hacen los hombres. Deben entender que por medio de la penetración, no van a obtener seguridad ni placer. Sino en el encuentro con ellos mismos, su seguridad, su vínculo y sus emociones. Tener relaciones con animales no brinda nada.

¿De qué tamaño es el pene?

En tres años, he recibido esta pregunta por parte de más de 15.000 jóvenes entre 12 y 14 años. Del tamaño no depende el placer, sino de la seguridad personal y la capacidad de comunicarse y crear vínculos. Un pene estándar está alrededor de los 10-15 o 20 centímetros en reposo. La medida se hereda.