Antonio Alfaro
Periodista
analfaro@aldia.co.cr
La “risoterapia” cura más de un mal aunque igual que las medicinas puede tener efectos secundarios. Favor leer las indicaciones al reverso del envase.
Saludable es la risa y bienvenido quien la provoca, ahora que están de vuelta los contadores de chistes en nuestra pantalla chica (en ocasiones bastante chica, por cierto).
Estudiada hasta en prestigiosas universidades, la risa aporta beneficios físicos y mentales, incluida la estimulación de defensas, según dicen los científicos. Durante la risa se contraen 15 músculos faciales, el diafragma y otros músculos del pecho, así como el abdomen. ¡Y todo por un tal Pepito, la gallina nica o la gallina tica!
No puede faltar el burro, aunque siempre aludido por su gran miembro eréctil, en el recurrente, fácil y en ocasiones vulgar chiste sexual.
Nada de malo hay en el sexo, tan o más saludable que la risa, pero es mucha la diferencia entre el chiste sexual inteligente y el vulgar. Quien pretende hacer reír en un espacio familiar, debe saber la diferencia.
Dejo el reto a los contadores, cuyo repertorio también echa mano fácilmente al lisiado físico, al tartamudo o al prejuicio y menosprecio hacia otras nacionalidades. ¡Que algunos me han arrancado risas! -lo admito- ¿Pero le hará la misma gracia al “afectado”?
El buen contador tiene ingenio y talento, podrá hacernos “carcajear” sin un burro de cinco patas.
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