EE. UU. / AP.- El huracán “Dolly” embistió ayer las costas de Texas con torrenciales aguaceros y feroces vientos, arrancando tejados, derrumbando carteles y dejando a miles sin electricidad.
El fenómeno llegó a tener vientos de 160 kilómetros por hora. Sin embargo, luego se debilitó como huracán de categoría 1, al ingresar al continente.
El peor temor de las autoridades locales, era que colapsaran los diques que sostienen al río Bravo y que ello causara inundaciones masivas en la zona.
Los muros están aguantando bien, dijo Johnny Cavazos, de los servicios de emergencias locales. “No hay indicio alguno de que el agua vaya a rebasar la barrera”, afirmó el rescatista.
En México, los campos quedaron cubiertos de agua, las palmeras se doblaron por el viento y las playas quedaron clausuradas.
En las zonas de mayor riesgo del estado mexicano de Tamaulipas, fronterizo con Texas, el comercio y la industria suspendieron actividades y las calles estaban desiertas.
Según el gobernador del estado, Eugenio Hernández, 5.500 personas se refugiaron en albergues, de un total de 13.100 que aceptaron ser reubicadas en la primera zona habitada que tocó “Dolly”, que fue la parte sur de la isla Padre en la costa mexicana.
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