Esteban Rojas Sáurez
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Como una pesadilla describe Javier Montero la situación de violencia doméstica y persecución que vivió su esposa, la norteamericana Chere Lyn Tomayko durante 20 años.

Este horrible sueño terminó este miércoles cuando el gobierno de Costa Rica le otorgó la condición de refugiada y el viernes dejó a sus espaldas las celdas de El Buen Pastor para reunirse de nuevo con sus hijas y esposo.

“Lo más duro fue la incertidumbre, pero teníamos plena fe en Dios de que nos iba a dar la posibilidad de estar juntos de nuevo como familia”, afirmó Montero ayer en las afuera de su casa.

La estadounidense era requerida por los Estados Unidos por el delito de secuestro de menores.

La noche del viernes, luego de 11 meses de cautiverio, Tomayko pudo estar con sus niñas, quienes no se despegaron de ella un minuto porque ansían recuperar el tiempo perdido.

Con una gran sonrisa, su esposo Javier, recordó que los amigos cercanos los esperaron en su vivienda para compartir el gran acontecimiento.

“La noche fue increíble, hubo momentos en que nos despertábamos y no lo podíamos creer. Hay una gran felicidad en la casa”, dijo.

Para Montero uno de los momentos más gratificantes fue conocer que la Sala Constitucional acogió el recurso de amparo presentado por sus chiquitas, Adriana y Sofía.

¿Quién es Tomayko?

“Soy una sobreviviente” afirmó este viernes al ser consultada por Al Día, poco después de comunicarle que saldría libre. En el recuerdo comenzaba a quedar el temor de perder a su familia.

“Es una mujer maravillosa, mi mamá es una heroína”, es un modelo a seguir para todas las mujeres que sufren violencia”, describe su hija Alexandría Tomayko.

Chere Lyn nació en Texas, Estados Unidos y estudió enfermería, a su llegada a Costa Rica en 1997, trabajó con un médico en Escazú. Sus hijas la ven como una mujer luchadora y llena de agallas, que haría cualquier cosa por su familia.

“Fue profesora de inglés y ahora que tiene cabras, vende leche y hace queso”,dijo Alexandría.