Isaac Lobo

Hanna abraza a la cama como si le costara despertar de un largo “knock-out”, son las 3:45 a.m. y debe salir a correr. Es lógico: la mañana nublada y fría en Alajuela es un imán para que el reloj despertador sea víctima de un derechazo. Ella se levanta, se estira y sale a trotar. ¿Quién dijo miedo? sus metas son más fuertes que la madrugada, quiere ser campeona en su categoría.

Las distancias no son tan duras, como el hecho de que muchos vean el boxeo como asunto de hombres. ¿Una mujer boxeadora? ¡jamás! pero a ella no le importa, es una sobreviviente.

Desde pequeña le gustó el deporte, se inició en el atletismo, al igual que sus hermanos. Tantos viajes al extranjero, entre cinco y ocho al año, costeando sus propios gastos para poder competir, hizo que su familia quedara en bancarrota y sus padres se separaron.

¡Uno!, ¡dos!, ¡tres!, le pega duro al saco de arena, no quiere volver a sentir la angustia de estar al borde de que les quiten la casa. Le da más duro... con furia. Recuerda cuando tuvo que ir a trabajar a Estados Unidos para ayudarle a su mamá con dinero.

Hannah Gabriel’s suda, y su cuerpo bien formado y empacado vibra. Su belleza es especial, algo ruda, sobre todo cuando mira como Amazona, pero los bellos ojos color miel y su boca sensual hacen olvidar sus tres peleas ganadas de forma consecutiva.

Tiene sed, pero no la que quita el agua, es la sed del triunfo.

¿Qué es lo mejor de ser boxeadora?

Pienso que la seguridad que le da a uno, el poder tener un arma para poder defenderse, hay muchas situaciones que a mí me han pasado y uno queda con las ganas de hacer algo, como cuando los hombres humillan a las mujeres y les faltan al respeto.

¿Le moldea la figura?

Sí, el trabajo es tan intenso que perdemos mucho peso. A mí me encanta mi cuerpo, pues trabajo muy duro, me veo musculosilla y grandesilla, eso me gusta.

¿Cuál es su meta?

Tengo varios metas para llegar a la más grande, la primera es ganar el título mundial y adueñarme de los siete títulos que hay en mi división. Yo soy peso medio ligero.

¿Qué le gusta de este deporte?

Lo que me gusta es la elegancia y lo clásico que se ve, es un deporte muy duro.

¿Cuánto entrena?

Tres veces diarias, unas siete horas diarias. Aquí hay que tener mucho aire, para que no lo toquen a uno. Me gusta moverme y bailar.

¿Trabaja?

Sí, en un “call center”. tengo que conseguir un buen patrocinador, para dedicarme 100 por ciento a esto. Me exijo como a una atleta élite, pero no vivo como una atleta élite, tengo muchas carencias. Me hace falta dinero para nutrición e implementos deportivos.

¿Cuántas veces ha escuchado “el boxeo no es para las mujeres”?

Sí me lo han dicho, pero no me molesta, nosotros vivimos en un mundo machista. Se necesita carácter porque no es fácil, no solo es subirse al “ring ”y darse de golpes, quiero ser una mujer distinguida.

¿Por qué se metió a esto?

Hice atletismo durante 12 años, pero aquí ser atleta es como ser un ladrón. Tenía potencial para ir a las Olimpiadas, pero el salir ocho veces por año a competir, no sólo yo, también mis hermanos, fue muy duro para mi familia. Nos fuimos a la quiebra y tuvimos una ruptura. Yo sufrí muchas frustraciones, dejé de hacer deporte, me retiré. Hasta me puse gordilla, así que mi papá me dijo que hiciera boxeo para bajar de peso y así empezó todo hace cinco años. Me di cuenta que era bueno y seguiré hasta el final.