Contrasta con una ciudad antigua y pobre

El estadio es de primer nivel

Iquitos, Perú. El estadio Max Augustín, donde jugarán Perú y Costa Rica, no tiene nada que ver con la ciudad de Iquitos.

Este escenario, con capacidad para 25.000 personas y césped artificial, fue inaugurado en 1942 pero reconstruido totalmente hace tres años con motivo del Mundial Sub-17 del 2005, cuando recibió tres partidos, incluido uno de nuestra selección infantil: Perú 0 – Costa Rica 2, Turquía 5 – China 1 y Brasil 3 – Corea del Norte 1, estos dos últimos por cuartos de final.

Decimos que el estadio no tiene similitud con la ciudad, porque el Max Augustín es moderno y nuevo, contrario a Iquitos, que es un lugar antiguo, con edificaciones viejas --algunas en mal estado-- y en general bastante humildes y pobres.

En cambio, el escenario está como nuevo y en impecables condiciones. “Es una buena cancha para el fútbol y cada vez que hay partidos importantes se llena”, reconoce Bill Jamara, administrador del reductor, quien ayer ultimaba detalles para el choque de mañana entre incas y ticos.

El Max Augustín es considerado el estadio más moderno de Perú y tiene la peculiaridad que está hecho al estilo inglés, con techo ondulado en todas las graderías y no tiene mallas que separen las gradas de la pista de atletismo que da al campo de juego.

“Aquí la afición apoya muchísimo, pero no es agresiva. Nunca tira objetos a la gramilla y jamás se ha metido al campo”, agrega Jamara, recordando que en el Mundial Infantil, esta sede se ganó el premio como ciudad “Fair Play” de la FIFA.