Domingo 4 de mayo de 2008, San José, Costa Rica
Nacionales | Olman Navarro, trasplantado de corazón
“Espero que alguien me abra la puerta para poder trabajar”
Asegura que la donación es una forma de dar vida y esperanza
  • AlDia.cr
    Olman Navarro, de 26 años, asegura que tiene una nueva oportunidad para vivir y anhela estar en familia. Alexánder Otárola.
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    Así era (en circulo rojo) el viejo corazón de Olman Navarro. Alexánder Otárola.

Erick Carvajal M.
ecarvajal@aldia.co.cr

Olman Navarro se inclina para apagar un pequeño televisor que está sobre su cama, cuando me ve entrar a su cuarto en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Calderón Guardia.

Esa simple acción le hubiera costado mucho ejecutarla hace ocho días, ahora es algo sencillo.

El sábado pasado, este joven de 26 años fue sometido a un trasplante de corazón y hoy (ayer) camina, sonríe y habla. Su recuperación es un todo un éxito.

Navarro no solo me abrió la puerta de su cuarto, sino la de su nuevo corazón, ese que late en su pecho y que fue donado por la familia de un muchacho llamado Michael, de 29 años.

Primera meta: trabajo

Olman ya tiene metas. La primera es volver a trabajar. “Espero que alguien me abra la puerta para poder trabajar”, dice.

La segunda es que, mediante ese trabajo, le pueda dar una casa a sus cuatro hijos (Naydelin, de 3 años, padece glaucoma congénito, una enfermedad ocular).

No quiere nada regalado. “Le digo a mi esposa que las cosas tienen que costar y esta prueba ha sido muy dura”, afirma, mientras su mirada se pierde en el pasado.

Recuerda cuando lo llamaron y le dijeron que había un donador, se puso a llorar, pensaba que podía morir, pero ahora solo piensa en poder reunirse con su familia.

“Le doy gracias a Dios por mi recuperación”, manifiesta Navarro, quien es un hombre de ojos grandes y de una sonrisa que cuando aparece le cubre la cara.

Un corazón que late

La Unidad de Cuidados Intensivos es un sitio de milagros. “Aquí, todos son ángeles, me han tratado muy bien”, comenta y en su pecho es inevitable ver los cables conectados a máquinas que suenan constantemente.

Para Olman su nuevo corazón late mucho mejor que el que tenía, pues desde los 19 años le diagnosticaron una cardiomiopatía dilatada, que provocaba que su viejo órgano fuera más grande y tuviera las válvulas obstruidas.

Es inevitable pensar en su donador y en su familia. Gracias a ellos tiene una esperanza.

“Le doy las gracias a esa familia, sé que fue una difícil decisión, pronto me reuniré con ellos. Le digo a los ticos que piensen en la donación como una forma de darle vida a otros ”, asegura.

Solo me dieron 10 minutos para hablar con Olman, suficientes para darme cuenta de que los milagros existen y que Dios trabaja en las manos de los doctores.

Le digo adiós y él me responde: “Nos vemos afuera”.

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