Allan Andino
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Carol Hernández, una joven de 18 años fue la primera participante eliminada del programa “Cantando por un sueño”, y por eso, vio cómo se apagaba su vela de los sueños.

Esta vecina de El Carmen de Guadalupe, ya sin la presión de estar en el escenario, nos contará las circunstancias que vivió al ser parte de este “reality show” y otras cosas que la cámara no ha captado todavía.

¿Los nervios tuvieron que ver con su eliminación?

Más que nervios era ansiedad, soy muy aventada. A mí me gusta hacer las cosas y no me da vergüenza, pero es muy diferente que te pares a cantar en un karaoke, a estar en un escenario, con luces y frente a mucha gente.

¿Considera injusta su salida tan temprana?

Es una experiencia bonita, no me arrepiento de nada. Igual se comentó que por la entrada de Édgar (Barrantes) fue que esa pareja se quedó, pero yo no lo veo de esa forma. Tal vez la entrada de él al programa explotó las llamadas, mucha gente lo conoce.

¿Qué le parecieron las críticas del jurado?

Pienso que calificaron muy fuerte, no a mí, a todos. Nosotros no somos cantantes profesionales.

Ahora que está fuera ¿a cuál pareja apoyará?

Son varias, me voy por Daniel Quirós y Karina, la energía que proyectan en el escenario es excelente. También Laura (Rodríguez) y Marko.

¿Hay chispazos entre Édgar Murillo y la soñadora?

Yo le pregunté a Édgar: “¿Cómo está el arroz? cuénteme”, y me dijo: “Sinceramente ella me cae superbien, somos superamigos, pero nada más”. Se ve cariño, se ve que se llevan bien, pero no a tal punto de una relación amorosa. Tal vez se llevan mejor otras parejas que ustedes no se han dado cuenta aún.

¿Le han salido pretendientes después de esto?

Sí, bastantes, vieras que curioso. Tal vez por el cambio de imagen y que tenía que andar más bonita. Sí me han salido ahí, pero novio no... gracias a Dios. Los hombres son dañinos para la salud (risas).

¿Es Carol fiestera, mal portada?

A mí me gusta salir como cualquier carajilla de 18 años, pero soy casera, el ambiente de bar no es lo mío. Para mi edad, me comporto mejor que muchas otras muchachas, aunque sí tengo mis pecaditos blancos.