Carmen Aybar
Psicóloga con estudios en Sexualidad Humana
carmenaybarg@gmail.com

Los olores en las parejas van desde los eróticos hasta los más desagradables, que pueden producir rechazo. El cuerpo y la piel tiene un olor muy personal y único, de allí que existe una gran variedad, que nos permite la selección.

El olor que la persona adquiere durante el día es voluntario o involuntario, ya que todas las actividades que elegimos para vivir son por decisión o porque no hay más remedio y no hay otra opción que aceptarlo.

Claro que aquellas personas que trabajan con olores penetrantes o contaminantes, deben cuidarse y más aún proteger a la pareja y su familia.

Si hay una queja insistente es aquella en la que la mujer reclama porque su compañero llega a casa con olores a grasa, como sudor; grasa de los trabajos con los carros, los que trabajan con la tierra, en el campo, los pintores en madera u otros.

O bien los que están todo el día en aire acondicionado y el olor se ubica en la boca, debajo del brazo o los que huelen a papel.

Ahora bien, recuerde que estamos hablando de las quejas a los olores “penetrantes”. Si así es, ¿por qué no recomendar una buena ducha cuando llega al encuentro amoroso o a la casa?

Algunas parejas por decisión propia, escogen antes de acostarse darse un buen y largo baño o uno rápido pero que refresque y así reducir el diario olor.

Esto es a gusto de cada persona, sin embargo, tengo que decirles que en el caso de las mujeres, para entregarse al sexo oral les parece imprescindible estar “limpias”, con aromas perfumados para así disfrutar de la experiencia orogenital.

Y esto refiriéndonos al caso de las mujeres en las que con baño o no, los fluidos van y vienen. Entonces ¿donde estará el tema del olor?

Parece que en el cerebro o como se dice en la “cabeza”, a las mujeres les da mucha vergüenza el olor de la orina que ellas puedan tener, mientras a los varones les da igual.

En los varones el asunto es más difícil, porque a veces se encuentra en su pareja con olores penetrantes. Es imprescindible un duchazo y más aún en el área genital, esto debe ser a diario, aunque no vaya a ocurrir un encuentro amoroso.

Podría ser comprensible que los olores penetrantes tanto en varones como mujeres pueden ser incómodos y muy poco erotizantes. Sin embargo, un excesivo y cauteloso baño con mucho jabón, talcos, desodorantes y colonias también pueden terminar con un efecto poco erotizantes.

La piel en sí misma, sin jabones y olores penetrantes como hemos dicho, es inmensamente erótica y podría por sí misma imposibilitar el dejar de olerla ya que su sabor y olor es erogenizante e indispensable para el encuentro amoroso o para diferentes formas de sexualidad.

A veces las parejas dicen en mi consultorio que han conocido personas que aún tienen el olor en la nariz de lo agradable que fue, y que buscan en la nueva pareja algo que se les parezca; o le brindan mucha importancia a los olores, ya que el erotismo para ellas entra por esa parte de la piel del ser humano.

Otras u otros se refieren al “olor” que ni desean recordar ya que a veces fue parte del quiebre o ruptura de la pareja, en especial si estaban al inicio de la relación.

¡Qué cosa, verdad! Dejemos en nuestras mentes que toda la piel es una zona erógena y que el olor es uno de los ingredientes de la piel que cumple su función en la sexualidad y en la erotización.