Ramón L. Méndez
Exárbitro

Sancionar una mano, saber cuándo fue o no intención del jugador que toca el balón con la mano no es nada fácil. Los silbateros caen muy comúnmente en contradicciones al respecto: en determinado momento toman una decisión y podría darse que en el mismo juego piensen distinto, pero la realidad es que según lo que dice la regla en “Faltas e incorrecciones” dicha acción es hasta de expulsión, dependiendo de las circunstancias; por ejemplo, impedir con mano “intencionada” un gol o malograr una oportunidad manifiesta de gol.

Además la regla aclara los siguientes conceptos: A) El movimiento de la mano hacia el balón (no del balón hacia hacia la mano). B) La distancia entre el balón y la mano (no se sanciona si el balón llega de forma inesperada). C) La infracción de la mano no presume necesariamente una infracción.

Queda claro que no es como muchos lo expresan o consideran, que toda mano dentro del área es penal.

Y es que la decisión del árbitro Mario Arturo Barrantes, en el juego entre Brujas y Saprissa ante una mano muy clara de Gabriel Badilla, de no sancionarle penal fue lo más acertado de ese juego. Algunos cuestionan que si hubiese sido en la otra área, en la de Brujas, probablemente sí lo hubiese pitado, pero como analista arbitral esa no es mi función. Solo el árbitro lo sabrá.

Lo cierto es que lo que hizo estuvo muy bien y totalmente amparado por el reglamento; lo malo de nuestros réferis es la inconsistencia, un día sí y al otro no, estando de por medio la misma situación.

No es de extrañar que el propio Mario Barrantes lo lleguemos a criticar luego por un penal mal pitado, por una mano que no fue intencionada dentro del área.