Domingo 23 de noviembre de 2008, San José, Costa Rica
Nacionales | Por esas calles / Ronald Alpízar Campos
El pintor de la carreta más grande del mundo
Sus obras cuestan hasta ¢700 mil y desde Japón vino una mujer a tomarse fotos con este artista sarchiceño
  • AlDia.cr
    Asegura que las pintoras se han multiplicado en los últimos doce años por ser un trabajo ideal para ellas. Manuel Vega.

Franklin Arroyo González
farroyo@aldia.co.cr

Sus obras están repartidas por todo el mundo, pero Ronald Alpízar, sarchiceño que tardó dos meses en pintar la carreta más grande del mundo, se quedó con ganas de estampar su firma en una de las vacas del “Cow Parade”.

Confiesa que no participó porque en “Sarchí nadie sabía nada”. Pero esa es historia pasada, hoy en su cabeza gravita la idea de hacer los enormes bueyes para la monumental carreta que lo hizo más famoso.

¿Le hubiera gustado participar en el “Cow Parade”?

Claro que sí. Hay una vaca pintada con un dibujo y no sé de quién es, pero no parece sarchiceña.

¿Le gustaría ser tomado en cuenta?

Sí. Sería un gran reto, algo diferente.

¿Hay planes de superar la carreta más grande del mundo?

No. Cuesta mucho.

¿Le hará los bueyes?

Eso sí. Los bueyes tendrían que ser más grandes que la carreta, la cual mide casi 5 metros de alto y como 15 de largo.

¿Cómo aprendió el oficio?

Traveseando en un taller, cuando tenía como doce años. Todo el tiempo lo pasaba allí, cuando llegaba de la escuela, me ponía a observar a los pintores. Me daban un pincel para hacer cosas básicas.

¿Fue autodidacta o tuvo un maestro?

Empírico. Es pura práctica, es algo de tradición, mi padre toda la vida fue pintor. Un hermano también.

¿A qué edad ya pintaba?

A los catorce años.

¿Lo primero que hizo?

Una rueda de pared para colgar.

¿Sabe dónde está esa primera obra?

Puede que en Canadá. En ese entonces, trabajaba en el taller de José Valverde, y todo se vendía. Eran tiempos en que llegaban los remolques que transportaban casas con turistas. La mayoría de ellos eran canadienses.

¿Ha encontrado obras suyas cuando sale de paseo?

En Estado Unidos, me encontré una carreta en una casa.

¿Qué pasó?

Empezaron a hablarme de la carreta, de la pintura y les dije que la había pintado yo.

Vaya sorpresa...

Era un recuerdo de ellos de una visita a Costa Rica. Imagínese llegar a una casa y encontrarme una carreta mía. Es agradable. Los trabajos que uno hace andan por todo el mundo.

¿Han llegado a Sarchí a preguntar por usted o por alguna obra?

Varias veces. Una mujer de Japón, una vez, fue al taller y solo estaba a mi lado. Llegó el guía y algo le dijo en japonés. El guía me explicó que quería sacarse una foto conmigo. Le contesté que sí, pero pregunté por qué estaba tan interesada en mí. Me dijo que había observado un comercial en Japón donde salía yo con la carreta más grande del mundo, y quería llegar a Japón a decir que había estado conmigo. Fue satisfactorio.

En Sarchí, ¿todos son pintores?

Uno nota una habilidad natural entre quienes llegan a ver el trabajo de uno. El pueblo vive por la artesanía, todos tienen algo de talento.

¿Qué es lo más difícil?

Hacer ese colocho fino que va en el puro borde. Es a pulso, no se puede marcar. Es a mano libre.

¿Quiénes compran más?

En carretas, un 99 por ciento son boyeros del todo el país. También las usan para adornar casas, restaurantes y ranchos.

¿Extranjeros?

Los norteamericanos.

¿Por qué fue escogido para pintar la carreta más grande?

Es feo decirlo, pero soy catalogado como uno de los mejores pintores, no digo que sea el mejor.

¿Qué lo caracteriza?

Los colores fuertes, llamativos. A la gente le gustan más.

¿Hay obras iguales?

Cada pieza que uno hace es única, ninguna es igual, puede haber algunas parecidas.

¿Le ha pasado que no le gusta su producto final?

Sí pasa, pero el cliente no lo nota. Son pocas veces. Si uno me dice que no le gusta, entonces le diría que me dé tiempo, le vuelvo a pintar la carreta.

¿Cuántas obras ha pintado?

Sería imposible saber cuántas, pero en carretas para bueyes, pinto dos al mes y llevo 22 años de trabajar la carreta.

¿Qué otra cosa pinta?

Yugos.

¿Miniaturas?

No, no me gustan porque hay que trabajar muchas piezas para sacar un salario.

¿Cuánto cuesta una obra suya?

¢750 mil la carreta, y el yugo de ¢100 mil a ¢120 mil.

¿Tiene obras en su casa?

Solo una. Un reloj de pared.

Pinceladas

Ronald Alpízar Campos

Nació: un 30 de marzo

Edad: 47

El dato: Nació en Sarchí sur y vive en Sarchí norte. Casado con Gabriela Vargas, tiene tres hijos: Sharlin (22), Daniel (18) y Eimy (3).

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