Franklin Arroyo González
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Mayela Lizano, de Grecia, juega el 04 o el 40 cuando sueña con abejas, y el 22 si en sus sueños ve zapatos.
El desamparadeño Joaquín Aguilar compra números que al sumar los dígitos el resultado da siete, como el 25, 43 y 16.
Eliécer Pérez, de Florencia de San Carlos, prefiere sentir la emoción de un “gallo tapao”.
Estos tres jugadores tienen en común el haber pegado en alguna ocasión el premio mayor de la lotería, por lo que no es de extrañar que, a pocos días del sorteo de la navideña, el 14 de diciembre próximo, crucen los dedos para pellizcar algo de los ¢580 millones del gordo.
En la calle se escucha todo tipo de “agüizotes”: si soñó con muertos, compre números terminados en 9; con culebras, el 21; el 91 si fue con agua limpia de río, y la terminación de la cédula –no la edad–, si soñó con un amigo.
Mientras unos creen en las cábalas y los sueños, otros se dejan llevar por la intuición, y no faltan aquellos que compran lo que les ofrezcan.
“Yo no creo en nada de eso. Juego de vez en cuando, y con la navideña le digo al chancero ‘véndame el que usted cree que no va a salir’”, comenta, con humor, el folclorista Miguel Salguero.
“Si los adivinadores tuvieran razón, serían millonarios”, añadió el escritor.
Armando Torres, de Alajuela, suma las fechas de nacimiento de sus tres hijos (7, 6 y 3) y el resultado lo juega al derecho y al revés.
Hernán Alvarado, quien transmite los sorteos de la JPS por radio Columbia, ha notado que muchos esperan fechas importantes del año para decidirse por un número.
“Obama, primer presidente negro de Estados Unidos, fue elegido el 4 de noviembre. El 04 será muy solicitado y el 40 también”, afirma Alvarado, quien deja que el chancero escoja el número y le compra diez fracciones.
Joaquín Aguilar es de veras un tipo con suerte. Constantemente pega lotería, y con los billetes premiados hasta paga sus deudas.
Asegura tener un secretillo para acertar: “Mucho depende del vendedor. Si es un carajo con buena suerte, hay que comprarle”.
La viña del Señor
Mientras los ticos recorren los puestos de venta en busca del número de sus amores, los vendedores se quejan de lo de siempre: que los jugadores buscan números bajos y la JPS no los protege.
Los compradores, por su parte, deben lidiar con la especulación en todas sus formas.
“La gente solo pide los bajos y eso nos afecta porque se nos pegan los altos”, afirmó Asdrúbal Hernández, vendedor de 66 años que tiene un puesto en la entrada principal del mercado de Grecia.
Si usted no ha comprado su entero o pedacito, todavía tiene “chance”. Al viernes pasado, según la Junta de Protección, estaban vendidos 355.575 enteros, lo que representa un 59,26 por ciento. O sea, aún queda lotería en poder de los chanceros.
Colaboraron: Mariela Hidalgo, Edgar Chinchilla y Rolando Avilés.
La porteña de los libros
Los libros son los consejeros de Xenia Gamboa para vender lotería en las calles puntarenenses.
Gamboa es famosa entre los porteños, quienes la buscan para preguntar cuestiones numéricas.
Su biblioteca incluye “El libro de los sueños”, “La charada China”, “Movimientos de la Luna” y “Los números simpáticos”.
“Algunos me piden una cábala. Muchos han venido y me han contado que han soñado con un río de agua limpia. Cuando eso pasa, deben jugar el número 91”, comentó mientras seguía con su labor de venta.
“Soñar con la sangre significa que debe comprar el 04 y el 84”, explicó.
Lo que más recomienda Gamboa a sus clientes, tras consultar uno de sus textos, son las fechas de nacimiento, los dos últimos dígitos del año en que nacen y la edad.
“Este año, los números que más me pide la gente son el 10, 15 y 21”, cuenta Gamboa, quien espera dar suerte a sus clientes.
Pegó ¢5.000 y compró carro
Joaquín Aguilar ha probado las mieles de pegar el premio mayor de un sorteo extraordinario. Antes de que se creara el gordo, pegó ¢5.000; ¢2.500 por pedazo.
Con esa cantidad de dinero, compró un carro y guardó la mitad.
En otra ocasión acertó los tres primeros premios.
“Lo que hago es jugar todo lo que sume siete y los pares porque estos salen mucho. Me ha dado resultado”, asegura este comprador desamparadeño.
Para él, la navideña no es un sorteo que le agrade tanto.
Aun así, solo comprará un número y se la jugará en grande, con un entero.
“Juego todos los domingos, soy fiebre, pero siento que son más atractivos los sorteos de consolación”.
Un caballo que come macarrones
Un día de estos, un cliente se le acercó y le dijo: “Soñé con un caballo comiendo macarrones. Voy a jugar el 69”.
Este es uno de los muchos compradores que atiende “Pocho” en Alajuela porque, como dice, “de genios y locos siempre tenemos algo”.
“Creo que con esa clase de augurios tenemos más de locos”, subraya, sonriente, “Pocho” que en realidad se llama Adrián Huertas.
No cree en cábalas, pero sí es fiel creyente del destino. “Cuando uno tiene suerte, no necesita augurios de esos. Existen muchas personas que tienen ese tipo de visiones; sin embargo, creo más en la buena suerte de algunos”, dijo.
“Pocho” nunca ha vendido el gordo, mas espera dar esta satisfacción a alguno de sus clientes.
“El 04 se vende muy bien y este año lo andan buscando mucho; también el 40 y el 44 porque Obama es el 44.° presidente de Estados Unidos”.
“Tuve ¢40,5 millones en la mano”
Hernán Alvarado. Locutor radio Columbia
¿Cuáles son las cábalas que hace la gente?
La fecha del sorteo es la más usada. El 14 no se encuentra por ninguna parte, tampoco fechas de nacimiento, bodas o acontecimientos de impacto. La elección de Obama fue el 4, por tanto, se juega el 04 y el 40. La Selección lleva seis juegos al hilo en la eliminatoria. No es raro que la gente pida el 06.
¿Alguna anécdota de estos 25 años de locutor?
El año pasado, en Cartago, un señor me metió conversación durante el sorteo. Cuando salió el gordo, vio que tenía tres pedacitos. Me los enseñó y los tuve en la mano. Dijo que no dijera nada, y debí callar.
¿Mantuvo la compostura?
Soy viejo, nada me asusta.
¿Alguien más se dio cuenta?
Unas señoras que estaban detrás. Lo felicitaron. Es increíble.
Saque cuentas
El número 69 tiene trece años de no salir en ningún sorteo. Al contrario, el 76 ha sido el mayor en 21 ocasiones en los últimos 24 años.
El primer número que salió en una navideña fue el 30 y el último, el año pasado, el 61.
El 50 y los números mayores que este, han salido 23 veces en los 48 sorteos del gordo. Los menores que 50, en 25 ocasiones.
La navideña pagó ¢1 millón para el primer sorteo que se efectuó en 1960. Así se mantuvo hasta 1967.
Del 69 al 72, se pagaron ¢2 millones.
La fecha del sorteo nunca ha salido favorecida.
El sorteo navideño se ha efectuado seis veces un 14 de diciembre. En el 75 salió el 19; en el 80 el 44; en el 86, el 40, y en el 97, el 65. En el 2003, salió el 20 y el año pasado el 61.
Esperanzados
Ana YansySánchez, Alajuela.
Me gusta jugar el 73. Si pegara el mayor, me gustaría comprar una casita y también ayudar a mi familia”.
RamiroRodríguez, Alajuela.
Si me pegara el gordo navideño, me gustaría comprar una emisora de radio para todos los alajuelenses”.
EliécerSavater, Puntarenas.
Llevo el 24 y el 42. Si pego el gordo navideño, espero pagar unas cuentas que debo y poner un negocio”.
MayelaLizano, Grecia.
Este año, el 21 y el 90 me han dado plata. Cuando se sueña con mujeres, se debe comprar el 03, o el 30”.
EliécerPérez, San Carlos.
Me gusta comprar un ‘gallo tapao’, dejar la incógnita. Es más emocionante fijarse después. He pegado premios menores”.
Todos los gordos
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