MSc. Margarita Murillo Gamboa
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El “Arquetipo del guerrero” nos describe a un hombre que no debe temer a nada, debe proteger a los más débiles en todo momento, esmerarse por desarrollarse físicamente, ser osado, valiente, impulsivo, muy servicial aún bajo el extremo del cansancio, no debe quejarse.

Hay un momento en que los Arquetipos se mezclan y se tienen algunas características de uno o de otro, lo que importa no es si se tienen las características sino el creer que esa forma de ser me hace más hombre y que si no las poseo o desarrollo pensar que se es “menos hombre” (como si los hombres tuvieran una medida).

Estas características no deberían de tener género, tenemos mujeres actuando bajo estos valores en muchas comunidades pero no se les reconoce ni valora.

Para el “Arquetipo del guerrero” se requiere de una mujer que necesite ser protegida, que piense que solo “al lado de su protector” ella puede crecer, debe considerarse una inútil e incapaz de poder realizarse por sí misma.

Si la mujer mira que un hombre muestra temor por algo, puede ella llegar a cuestionar la masculinidad del varón.

El peso que recibe el hombre si no es consciente de este Arquetipo es una sobreexigencia que no le permite vivir en libertad y en pleno contacto consigo mismo. Es un arquetipo que no le permite mostrar y manejar libremente sus debilidades y fortalezas.

Le va a impedir recordarse a sí mismo que es un ser humano con derechos, deberes, metas y sueños. Este sería el reto, tomar conciencia de los pesos que se han asumido por querer mostrarse “adecuado” para los mandatos de lo que se espera sea un hombre o una mujer.

Nos toca reflexionar, dialogar, conciliar y apoyarnos mutuamente para lograr relaciones más justas.

Tips

Mi pareja pregunta: ¿por qué siempre es él quien toma la iniciativa?, y si yo tengo ganas de tener relaciones, ¿por qué no doy el primer paso? Siento deseo, pero algo me frena y no sé cómo vencerlo.

Las mujeres no se han podido dar el derecho al placer, pues deben romper las barreras que se pusieron para “cuidarse” durante la adolescencia. Barreras importantes, pero que si son muy rígidas, hacen que muy pocas mujeres, en etapa adulta y madura se permitan disfrutar, explorar, conocer, incrementar. También algo que las inhibe, es sentir como si fueran a perder el control. A la mujer se le ha enseñado a autocontrolarse más que al hombre, por eso le cuesta dar el paso. Es algo que la pareja debe aprender y estimular.