Antonio Alfaro
Periodista
analfaro@aldia.co.cr

“Lo malo no es haber sido idiota, sino seguirlo siendo”, dice la irreverente frase del “Manual del perfecto idiota latinoamericano”, de Carlos Alberto Montaner y otros cómplices.

Permítame adaptarla ahora a “lo malo no es haber sido ‘jetas’, sino seguirlo siendo”.

Si tropezó con esta columna la semana pasada (“De jetas con las tarjetas”), sabe de qué hablamos; si no, le hago un resumen al estilo de las telenovelas: a usted le ofrecen una tarjeta de crédito sin costo alguno. Un año después le cobran una anualidad, que puede rondar los ¢25 mil, como en el caso del Banco Uno. ¿De dónde salió?, preguntará usted, si se da cuenta. Si reclama, le reintegran el dinero; si no... “gracias por el pago”.

“El cobro es completamente legal”, aseguró el Banco Uno, cuando, agotado como cliente, consulté como periodista. El cliente sabe –dice el Banco– que solo el primer año es gratuito. Seguro fue por “jetas”, que este mortal y los lectores que me han escrito nunca escuchamos esa parte. “Así se indica en los documentos que se le entregan al cliente”, señala el Banco. Después de revisar el contrato, al derecho y al revés, no encontré dónde.

¡Ah, mirá! La anualidad aparece por ahí en un folleto recibido como información adicional. ¿Se vale? Diga usted. En todo caso ya sabe: “Lo malo no es haber sido, sino seguirlo siendo”.