Rodolfo MARTIN
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Una familia que planificaba alegre una fiesta sorpresa de cumpleaños, inesperadamente y con dolor, debió readecuar los preparativos a un funeral porque, el joven que sería agasajado, fue asesinado en un pleito ajeno.
El 11 de marzo del 2007, a cuatro días de cumplir 20 años, Johan Madrigal Hidalgo, murió de un balazo por la espalda a raíz de un pleito entre dos compañeros de trabajo: Jairo Sánchez y el sospechoso de apellido Brown.
Los tres trabajaban para una misma compañía de seguridad.
Los hechos ocurrieron en el barrio Miramontes, en Curridabat, según la acusación leída ayer por el fiscal Edgardo Bonilla, en el inicio del juicio.
Johan y Jairo tenían dispuesto ir a cenar esa noche como una celebración adelantada. Es por eso que el primero fue a buscar al segundo al trabajo.
Hablaban de música, a la espera de que Jairo le entregara su turno a Brown, quien tenía media hora de haber llegado.
De repente, Jairo y Brown empezaron a discutir, porque el segundo no quiso recibirle al primero cinco minutos antes.
Al cumplirse en horario Jairo abrió la caseta, se quitó el revólver, cerró y se fue con Johan.
Al parecer, Brown abrió la puerta con su propia llave, tomó el revólver y, presuntamente, salió detrás de Jairo quien ya había caminado 100 metros.
Supuestamente, disparó dos veces y falló. El tercer disparo hirió a Johan y le produjo una herida que le causó una grave hemorragia interna y luego la muerte.
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