Jorge Arroyo
Escritor
Resulta alarmante el suicidio colectivo en Costa Rica.
La primera causa de muerte accidental son los percances debido al exceso de velocidad, porque los y las choferes del país corren por la carretera como en pista de carreras… hasta ocasionar la desgracia.
Es falta de educación vial e irresponsabilidad.
Los medios de transporte no son juguetes de adulto. En el peor de los casos, además de atentar contra la vida de quien los conduce, asesinan inocentes.
El problema alarma en las carreteras, pero aumenta con los accidentes por imprudencia, por irrespeto a semáforos o por no usar puentes peatonales ni zonas de seguridad. Adultos mayores, madres con niños en brazos, o aún peor: con cochecitos, se tiran a media calle ignorando los pasos a nivel, con sus adecuadas rampas y su inteligente seguridad.
Es terquedad y malacrianza.
Por hablar solamente de San José, veamos los casos en la carretera de Circunvalación. Presten atención a los semáforos en Hatillo o en la antigua Gallito, que para estas piruetas da igual la audacia en uno u otro lado de la ciudad. Muchos que conducen lo hacen con precaución, pero las variables son múltiples. Quien maneja pone la atención en diversos condicionantes, pero los peatones temerarios aumentan los riesgos.
Y es preferible perder un ratito al subir un puente, que perder la vida por no hacerlo.
Usemos los pasos seguros y respetemos las señales para evitar los lamentos, consecuencia de nuestra pereza, tontería o innecesario apuro.
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