Rodolfo Martín
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Pérez Zeledón. San José. - A nueve años de prisión fue sentenciado anteayer un chofer de apellido Carranza, a quien el Tribunal de Juicio lo halló culpable de transportar algo más que pasajeros, pues llevaba 50 kilos de cocaína.

El conductor, empleado de una conocida empresa de transporte internacional de personas, quedó al descubierto el 6 de abril del 2006, durante una inspección de rutina a cargo de la Policía Fiscal en el puesto de control El Brujo.

Al momento de la revisión, el vehículo presentaba una fuga de diésel, según las investigaciones.

El derrame y su olor, inicialmente, confundieron a los perros especializados en la detección de droga porque estos no percibieron la sustancia y, por ende, no alertaron a las autoridades.

La mitad de la droga apareció luego, cuando uno de los agentes que participaba en el operativo descubrió una maleta oscura acomodada en el chasis.

Al ser interpelado, el hombre adujo que se trataba de una pequeña “caleta”, sin aclarar cuál era su contenido.

Inmediatamente, se llamó al OIJ y a la Fiscalía para las diligencias respectivas.

Una vez abierta la valija aparecieron 25 kilos de cocaína.

La otra mitad fue localizada, una semana después, debajo del servicio sanitario del bus durante una requisa más profunda en el complejo forense en Heredia.