Róger Amoretty, corresponsal
Erick Carvajal M.
ecarvajal@aldia.co.cr

Limón.- Ian Cascante, de nueve años, estaba aterrado. La Policía se enfrentaba a balazos contra varios delincuentes, frente a su escuela, Líder Los Corales, y en lo único que pensaba era: ¿cuándo me va a matar una bala perdida?

“Estamos hartos de la violencia”, explica Ian, quien organiza para el próximo 28 de noviembre una marcha por la paz en las principales calles de Limón.

Delincuencia, basura (culpable de la cancelación de los carnavales por segundo año consecutivo), desempleo y drogadicción son los padecimientos que tienen enferma a la provincia caribeña y a punto de asfixiarla.

Sin embargo, parece abrirse una esperanza con el anuncio de la concesión de los puertos de Limón y Moín, y un plan de indemnización para los empleados de Japdeva abre otra arista en la realidad laboral limonense.

Marco Vargas, ministro de Coordinación Interinstitucional, comentó que este proyecto traerá fuentes de empleo a la zona y mayor competitividad al país.

Para Rolando Blear, secretario de Sintrajap –sindicato de Japdeva–, la propuesta gubernamental es una bofetada para los trabajadores

Otros sectores son más cautos. Noel Ferguson, presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Turismo y monseñor José Rafael Quirós, obispo de Limón, afirman que debe existir un diálogo entre ambas partes para lograr lo mejor por la provincia.

“Deben hablar para buscar lo mejor para la gente”, solicitó Monseñor.

Guerra sin tregua

Mientras se discute la apertura de los puertos en el Caribe, las cifras rojas no desaparecen.

El programa “100 días por Limón” pretende atenuar una realidad de violencia que tiene años.

Según el OIJ, de enero a setiembre pasado, hubo 71 homicidios en la provincia de Limón.

Según la sección de estadísticas del Poder Judicial, 14 crímenes se perpetraron en los tres meses del programa.

Además, hubo 378 casos de asaltos callejeros, de los cuales 109 se produjeron durante los “100 días por Limón”.

Pese a esto, los limonenses se sienten un poco más seguros por la presencia policial.

Marvin Martínez, vecino del barrio Villa del Mar, comentó que la seguridad ha mejorado, sobre todo por la gran cantidad de policías que se ven en las calles.

“Aunque nadie lo ve, creo que sí existe un cambio”, comentó.

Rodrigo Araya, comisionado de la Fuerza Pública de Limón, comentó que hay 25 parejas en el casco central de Limón, que revisan, a 60 personas sospechosas por día. “No se puede esperar que, de un día a otro, tengamos cero incidencias delictivas”, dijo Araya.

Monseñor Quirós explicó que uno de los grandes problemas de la provincia es la gran cantidad de armas en poder de la gente.

Para el obispo limonense la inseguridad, el narcotráfico y falta de oportunidades de empleo son los principales problemas.

“La institución familiar se ha visto muy golpeada y los padres de familia han perdido en mucho la autoridad ante sus hijos y se ha perdido el amor a Dios”, indicó.

Basurero a cielo abierto

La basura se acumula en los barrios y el pequeño Ian Cascante, quien vive en Los Corales, teme ser víctima de una enfermedad.

“Don Alfred King, el creador de los carnavales, siempre me pidió que no permitiéramos que los carnavales mueran y a nosotros nos duele que no haya carnaval”, comentó Denis Sterling, de la comparsa los Brasileros.

Pero primero está la salud del pueblo, agregó.

Eduardo Barboza, alcalde de Limón, dijo que el problema de la basura aumentó en los últimos 20 meses porque el municipio no cuenta con los recursos económicos para mandar toda la basura de Limón a Alajuela.

“En este periodo hemos pagado más ¢400 millones en transporte de basura” comentó Barboza.

Esa misma cifra es la que tienen proyectada para construir el nuevo relleno sanitario, en un terreno llamado “El tomatal”.

En las noches queman la basura en los barrios.

Guillermina Jackson, vecina de Liverpool, espera que de una vez por todas se resuelvan los problemas de la basura y delincuencia. “Queremos vivir bien y en paz”, comentó.

Ian Cascante también espera lo mismo. Sabe que su marcha es un esfuerzo por un nuevo Limón.

“El 29 de noviembre la violencia no va a terminar, de eso estoy consciente, pero por lo menos podemos decir que hicimos algo para combatirla”.

Hacienda fiscalizará la inversión

Marco Vargas, Ministro de Coordinación Interinstitucional.

¿Los $80 millones del proyecto Limón Ciudad Puerto no andará de mano en mano?

No. Esto es un contrato con el Banco Mundial, se mantiene ese cuidado. El Ministerio de Hacienda lo que hace es ser un ente ejecutor, es el garante financiero del país.

¿El proyecto está en la Asamblea Legislativa?

Está siendo analizado por la subcomisión de la Comisión de Hacendarios. En esta reunión participó el Banco Mundial y tuvimos un cambio de impresiones sobre las dudas que externaron los diputados.

¿Cuáles son las principales observaciones?

La duda era cómo se iba a estructurar el Comité Interinstitucional que va a ejecutar el proyecto, que está bajo mi responsabilidad.

¿Cuántas instituciones van a participar en el proyecto?

Son 11 instituciones que son: Ministerio de Cultura, Correos de Costa Rica, Japdeva, IFAM, AyA, Cenara, Incofer, Ministerio de Vivienda, MEIC y Consejo Nacional de Concesiones.

¿Quién regula el dinero que ellos manejen?

La unidad ejecutora del proyecto donde estoy yo y el Ministro de Hacienda.

Prostitución por droga

Todas las noches trabaja.
A. Otarola.

Tiene 23 años y dos hijos. Lo primero que probó fue la piedra, una droga que ella considera que puede dejar en cualquier momento.

“La quería probar y me gustó”, dijo la muchacha, quien se encontraba sentada en una de las esquinas cerca del muelle Alemán, en el centro de Limón. Esperaba algún cliente.

“El que quiere puede dejarla, eso de que es difícil salir es mentira”, explicó.

Ella es una de las muchas mujeres y hombres adictos a al “crack”, que viven en Limón y cuyo único objetivo es drogarse.

“No puedo describir la sensación que produce la piedra en mí, pero si he pensado en dejarla”, explicó.

Relata que en Limón son muchas las personas adictas y por todo lado venden droga. Desde gente con dinero hasta gente pobre.

Se prostituye todas las noches en ese sitio con el fin de hacer algo de dinero para mantener su vicio. Dice que se cuida y que no le teme a ninguna enfermedad.

“No voy a decir cuánto cobro, es algo que no puedo decir”, comentó.