Domingo 26 de octubre de 2008, San José, Costa Rica
Nacionales | Arrestado el martes, se enfermó y está en un hospital
Pedro Urrutia: con su billetera abrió las puertas de San Carlos
Al español, fugitivo en su país, le sobraban amigos y le llovían las peticiones de dinero
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    Pedro Urrutia.
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    En Santa Rosa de Pocosol, Urrutia estaba construyendo un complejo de pequeñas casas valoradas en ¢102 millones. Tenía los permisos municipales al día. Fotografías de Edgar Chinchilla.
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    Otro de los carros de Urrutia, un Mercedes Benz, Clase G, de ¢98,7 millones.
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    Era dueño de un lujoso Toyota Hi Lux y varios cuadraciclos, todo confiscado.
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    Este es el lujoso Mercedez Benz ML 2008, que Urrutia le dio a su joven novia.
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    La bomba que compró en Buenos Aires le costó unos ¢1.500 millones

Ronny Rojas
ronnyrojas@aldia.co.cr

Ciudad quesada.- Tenía una novia hermosa, de 24 años, a quien le compró un lujoso Mercedez Benz ML 2008, valorado en ¢40 millones. A menudo se le veía en el bar El Ferry, en Terrón Colorado, con amigos, tomando whisky Chivas Regal. Usaba costosos relojes Rolex que cambiaba constantemente y siempre pagaba la cuenta, no le gustaba que lo invitaran.

Ofrecía fiestas espléndidas, con cientos de invitados --médicos, empresarios, políticos y personalidades locales-- en las cuales abundaban el whisky y las langostas.

Era común que en los pueblos le dedicaran topes, cabalgatas y bailes, y si ocupaba hablar con el Alcalde, sobre algún trámite municipal, lo llamaba directamente.

Así era Pedro Urrutia, de 71 años, el español que enloqueció a San Carlos con su billetera y a quien arrestaron el martes, acusado en su país por una presunta estafa de 18 millones de euros.

Desde el viernes está internado en hospital La Católica, aquejado por un mal cardíaco.

Lo trajo un coterráneo

Urrutia, nativo de Navarra, España, llegó a San Carlos hace casi dos años, por medio de otro español, llamado Manuel García.

Le dijo a los vecinos que sufría problemas del corazón y buscaba un sitio tranquilo para vivir.

Su primer contacto fue Nelson Leitón, un productor de vegetales de Santa Rosa de Pocosol.

“Conocí a Manuel cuando vino de turista, le di mi teléfono y al tiempo llamó, para contarme que traía a un inversionista (Urrutia) a vivir aquí”, recordó Leitón.

“Le di consejos y lo ayudé a ubicarse, dijo que estaba enfermo y me dio lástima. Noté cuestiones de derroche y me alejé de él”.

Rápido consiguió un círculo de conocidos, entre ellos el exobispo de San Carlos, Ángel San Casimiro, y Teresita Quirós,vendedora de seguros, regidora municipal y excandidata a diputada del PUSC.

San Casimiro medió a su favor ante Migración para que le otogaran la residencia al español.

Al Día quiso conversar con el hoy obispo de Alajuela, pero no fue posible contactarlo.

“Siempre decía que tenía mucho dinero. Nunca lo vimos temeroso de que su nombre saliera a relucir”, contó Quirós, quien le vendió pólizas de seguro para sus empleados y dos de sus tres vehículos Mercedez Benz.

Hizo fuertes inversiones

Quirós y Alfredo Córdoba, alcalde de San Carlos, dijeron que en la Municipalidad nunca favorecieron a Urrutia.

Este año compró una gasolinera en Buenos Aires de Pocosol, valorada en ¢1.500 millones.

En agosto comezó a verderle combustible a la Municipalidad, al crédito, para la maquinaria que tenía ubicada en esa zona.

El municipio emitió tres órdenes de compra, a nombre de la sociedad Specirius S.A., por un total de ¢25 millones, pero la última se suspendió, tras el arresto de Urrutia, explicó Córdoba.

“Nunca vino a mi oficina, pero llamaba para reclamar que no ayudábamos a la gente. Fui a sus fiestas y era su amigo, no lo voy a negar; don Pedro nunca trató de sobornarme”, contó el alcalde.

El año pasado, Urrutia invirtió, por medio de su firma Tropic Fresh S.A, $704.000 en títulos valores y $798.000 a título personal, con el emisor BCR Valores.

El Banco de Costa Rica también le prestó ¢350 millones.

A cambio, el español puso a responder dos fincas, en La Palmera y en Pocosol de San Carlos.

En noviembre del 2006, transfirió desde España 584.759 euros a un hombre de apellido Barrantes, de Santa Rosa de Pocosol.

Entre marzo y junio del 2007,el municipio le otorgó tres permisos de construcción en Posocol.

Dos de ellos para levantar un complejo de apartamentos, valorados en ¢102 millones, y el otro para una casa de ¢85 millones.

Compró un local en Ciudad Quesada y lo alquiló a una venta de motos. También posee propiedades en San Rafael de Escazú inscritas a nombre de El Nuevo Nivel S.A.

Fama de bondadoso

En poco tiempo, Urrutia cogió fama de hombre bondadoso y le sobraban solicitudes de ayuda.

“Me dijo que recibía casi 100 cartas por día, de solicitudes de dinero”, recordó Quirós.

Entre otras donaciones, Urrutia le dio ¢500 mil a la escuela de Boca Arenal y poco más de $3.000 a una fundación que provee sillas de ruedas especiales a personas con discapacidad múltiple.

Los vecinos lo veían como un hombre fiestero y alegre.

Dos de sus hijas , Ainoa e Itzia, lo visitaron en varias ocasiones.

Él contaba que tuvo negocios en Cuba y México y fue propietario de un night club en Barcelona, el cual fue destruido por la organización terrorista ETA.

Ocasionalmente invitaba amigos a su casa y celebró su cumpleaños y el de su novia en su hotel favorito de la zona: elTilajari.

Manuel Jarquín, dueño de una discomóvil que contrató Urrutia, dijo que es un hombre exigente y se enoja si no le cumplen.

El 31 de diciembre anterior, el español hizo una fastuosa fiesta de fin de año en el hotel Tilajari, con 200 invitados, de la cual todavía se habla en San Carlos.

Hace poco más de un año asistió a una fiesta que el pueblo de Boca Arenal le hizo al presidente Óscar Arias y el 10 de abril pasado disfrutó de la presentación de Maribel Guardia en Expo San Carlos, en Platanar de San Carlos.

Se encuentra hospitalizado

El español Pedro Urrutia se encuentra hospitalizado desde el viernes anterior, debido a una afectación cardíaca, informó ayer su abogado, Manrique Lara, quien no confirmó en cuál centro médico está su cliente.

Sin embargo, Al Día supo que Urrutia se encuentra internado en el hospital La Católica, en San José.

El foráneo estaba recluido en la cárcel de San Sebastián, pero fue trasladado al centro médico el viernes, a eso de las 6 de la tarde. Ahí se encuentra custodiado por oficiales de seguridad, informó su defensor.

Urrutia escapó de España cuando cumplía una condena, al huir de un hospital en Madrid, donde recibía atención por sus problemas del corazón.

Su abogado, Manrique Lara, explicó que está estudiando el expediente judicial de Urrutia para decidir cómo procederá en su defensa.

El español afronta una solicitud de extradición por parte del gobierno de España.

A Urrutia, de 71 años, lo acusan de asociarse con Ramón José Azcue, exdirector financiero del grupo empresarial Indaüx, para desviar 18 millones de euros a cuentas de otras personas, entre el 2003 y el 2007. Se le investiga por los delitos de estafa continuada y legitimación de capitales. Sus víctimas serían 24 empresarios que negociaron con la firma Indaüx.

Prometió vender local a distribuidor de Yamaha

Cuando Edgar Salas estrenó un nuevo local de motocicletas Yamaha, en San Carlos, el año pasado, estaba ilusionado. Además de ser un gran punto comercial, tenía la promesa del dueño de la propiedad, Pedro Urrutia, de que se la vendería pronto.

Salas invirtió en mejoras al edificio, ubicado cerca del antiguo hospital de Ciudad Quesada, casi ¢18 millones. Pero el martes pasado las cosas cambiaron. Urrutia fue arrestado y Salas quedó con una gran incertidumbre.

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La policía decomisó los “Grizzly” de Urrutia. Edgar Chinchilla.

¿Qué va a pasar con la propiedad?, ¿a quién debe pagarle ahora el alquiler?, ¿perderá el dinero invertido?, ¿podrá comprar el local algún día?, son algunas de las preguntas que hace Salas.

El fiscal Celso Gamboa le explicó que de ahora en adelante debe depositar la renta mensual en la Fiscalía.

Su contrato de aquiler es por tres años. Ya pasó uno y espera que quien sea el próximo dueño del inmueble, le permita comprarlo.

Don Edgar recuerda a Urrutia como “un buen cliente, pero no frecuente”.

Contó que el español le compró tres cuadraciclos estilo “Grizzly”, valorados cada uno en ¢7,5 millones.

“Me compraba accesorios y motos que regalaba a otras personas”, dijo Salas, quien tiene 27 años de ser distribuidor de Yamaha en San Carlos. “Si tengo que devolverme al otro local, lo hago. Estoy transparente y tranquilo porque no tengo vínculo con él”, manifestó el vendedor.

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