Yensy Aguilar Arroyo
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La lechería conocida como La Picada, ubicada en las faldas del volcán Turrialba, se cerrará a partir de esta semana, debido a que la creciente actividad en el coloso ha dañado la estructura del inmueble.
Quienes se dirigen al Turrialba, tienen que hacer una “parada obligatoria” frente al lugar para observarlo. El edificio está hecho de madera labrada con hacha por los vecinos de la zona y por muchos años vio crecer a la familia de don José Coto.
En sus inicios, la lechería perteneció a Fidelina Gómez, la bisabuela de José, quien se dedicó a la producción de queso, leche y mantequilla.
Luego de unos años, pasó a manos de José Ulloa, abuelo de José y desde hace más de 20 años se vendió a la familia de Marco Tulio Montero.
Actualmente, solo se produce queso y en los alrededores de la lechería se sembraba papa, actividad que se suspendió hace dos años, debido a la actividad del volcán.
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