Rodolfo Martín
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Robert Slappendes, turista holandés con apenas dos días de haber llegado al país, no entendía claramente qué estaba pasando.

Aunque era obvio que presenciaba un funeral, no entendía realmente lo que sucedía.

Fue su esposa, con ojos que denotaban cierta intriga, la que en inglés y en tono dulce preguntó: “¿Qué pasa en la villa?”.

“El pueblo les dice adiós a cinco muchachos que fallecieron hace pocas horas en un accidente de tránsito”, fue la respuesta cruda y simple.

En ese momento, Robert entendió el porqué de tantos ataúdes. Los ojos de su esposa ya no reflejaban inquietud, sino tristeza por las familias.

Los tres hijos de la pareja fueron informados de lo que ocurría, y su reacción fue similar a la de sus padres.

Los cinco turistas, que vinieron al país para quedarse dos semanas, regresarían a su país con una historia tal vez nada bonita, pero llena de folclore, por el desfile con música popular de fondo.