Roxana Zúñiga Quesada
ropazu@racsa.co.cr
¡Cómo se corre en esta época de fiestas! La persona queda entrenada para participar en la maratón de Nueva York y en la de San Silvestre, Brasil.
Hay que adiestrarse, además, en muchas otras cosas. El manejo por las atestadas calles es una de las más importantes.
¡Cómo nos cambia –para mal– el humor, la amabilidad y la cortesía! No soy ilusa: hace muchos almanaques que esas cualidades ya no están en el ser costarricense, pero en Navidad se acrecienta su ausencia.
Aumenta, también, la cantidad de barbaridades que choferes y peatones cometen. Todo el mundo se cree el mejor conductor del mundo y, por tanto, con permiso para virajes en U, saltarse los altos, rayar por la derecha y tirarse por media cuesta del Virilla a buscar el carril de salida a San José.
El hígado termina con rodajas de cebolla y culantro… listo para el sartén y la fritura. ¡Qué colerones nos provoca manejar! ¡Y qué insultadas, groserías y despropósitos hay que escuchar si te atreves a decirle a un as del volante que debe respetar el carril o no echarse para atrás de improviso para girar y salir de la presa!
Si alguien desea estudiar el uso del lenguaje soez, vulgar y pachuco que se ponga a manejar por la capital en estos días. Hasta los de la más baja calaña enrojecen ante los improperios.
Conducir es una selva. Hay que defenderse antes de que te ataquen. Y en el fondo de un caño yace el espíritu de concordia, paz y dignidad que nos traje el Niñito.
© 2009. Periódico Al Día. El contenido de aldia.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr.