Nueva York / DPA. Las malas noticias parecen no tener fin para el golfista Tiger Woods: según un artículo publicado ayer por la revista “People”, la esposa del deportista quiere el divorcio debido a sus infidelidades, al tiempo que el fantasma del doping perturba al estadounidense.

La ex modelo sueca Elin Nordegren, de 29 años, planea abandonar al padre de sus dos hijos y ya se reunió con abogados, indicó la revista en su página web.

Recientemente salieron a la luz relaciones extramaritales de Woods, de 33 años, por lo que el número uno del ranking mundial del golf anunció el viernes que se retiraba por tiempo indefinido del deporte profesional y de la vida pública, con el fin de salvar su matrimonio.

Por si fuera poco, la faceta deportiva de Tiger Woods se vio ensombrecida por rumores sobre doping con hormonas de crecimiento.

Según medios de comunicación estadounidenses, las sospechas apuntan al médico canadiense Anthony Galea, a quien Woods habría consultado para utilizar esas hormonas de crecimiento en sus tratamientos.

Galea admitió haber utilizado sólo ese preparado para propio consumo y para pacientes de edad avanzada. Pero nunca administró el producto HGH a deportistas, aseguró en un interrogatorio. El entorno de Tiger negó que hicieran algo ilegal.

TICTACTIC

El “New York Times” aseguró que en junio de 2008 Woods se puso en manos del médico canadiense Anthony Galea, pues sus problemas de rodilla no mejoraban como esperaba. Con una denominada “terapia de plaquetas de sangre”, Galea curó al jugador.

Abandona la mansión

La mujer de Tiger Woods, Elin, inició la mudanza para abandonar en breve, junto a sus dos hijos, la residencia que compartía con él, según dijo una fuente al diario “New York Post”.

Varios camiones de mudanza están aparcados ante la residencia del golfista en Florida, de donde se sacaron numerosos bultos y obras de arte. La exmodelo, según la misma fuente, está “delgada hasta los huesos”.

El “Post” añadió que ya no lleva el anillo de casada, y desveló que Woods pagaba a sus distintas amantes más de ¢5 millones al mes, mediante transferencias bancarias, para que permanecieran en silencio.