Julio Peña, corresponsal GN y Rodolfo Martín
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Santa Cruz, Guanacaste.- A cuatro días de sortear la muerte, Hugo Jiménez Salazar, propietario del Chirriche, se recupera lentamente de los fuertes golpes recibidos, cuando el vehículo en que viajaba, fue embestido por un tráiler en el sitio conocido como Palestina de Carrillo.
“Estoy con tratamiento. Me cuesta mover este brazo, le tengo miedo salir a la calle, pero sobre todo, no se me quita de la cabeza, la imagen del camión encima de nosotros, eso es algo feísimo, traumatizante, el camión está ahí, de día y de noche”, narró con detalle.
Jiménez iba acompañado por su cuñado, Ramiro Vallejos Ruiz, quien conducía.
Ambos quedaron prensados dentro de las latas retorcidas de la cabina, salvándose milagrosamente al traer puesto el cinturón de seguridad.
A las 8 a.m. de ayer, sentado en el corredor de su casa en San Pedro de Santa Cruz, a orilla de la carretera que comunica con playa Tamarindo, Jiménez, repasó, como si fuera una película de terror, los segundos vividos antes y después del impacto.
“Había pasado el día en la Clínica Virgen del Carmen en Cartagena, con una fuerte bronquitis, por Palestina veníamos bien, por la derecha y, en ese momento, comencé a ver como ese camión venía por la vía de nosotros y rayando a todo el mundo”, recordó el ganadero.
Acto seguido, agregó, le dije a Ramiro: “qué raro que venga por lado nuestro” y en segundos sentí el mecatazo.
Del impacto, el microbús en que viajaban fue levantado por el tráiler, lanzándolo unos cinco metros hacia atrás, cayendo encima de otro automóvil.
“A como pude, logré librarme del cinturón y vi a Ramiro como si estuviera muerto. Salí como loco, bañado en sangre. Una señora me trato de agarrar y le dije: llame al doctor Rodríguez, le quite el teléfono y solo pude decirle: ‘casi nos matamos’”.
A pesar de que el vehículo quedo convertido en chatarra, Jiménez solo presenta un fuerte golpe en el hombro y mano derecha, así como heridas en la frente, donde incluso le desapareció la ceja izquierda.
A sus 59 años de edad, es la primera vez que se ve envuelto en un accidente de tránsito del cual afirma “gracias a Dios no sé como contamos el cuento. Pienso que me faltan cosas por hacer o que Dios nos tiene aún trabajo pendiente, porque fue para estar muertos”.
Todavía con dolores, está pendiente del cuido de sus toros de monta, especialmente del Chirriche, que despedirá este año el sábado 19 de diciembre en Cartagena y recibirá el nuevo en Hatillo de Santa Cruz el 2 de enero.
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