Alejandro Arley Vargas
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Una falla que se encuentra a lo largo del río Sarapiquí, en medio de los volcanes Poás y Barva, hizo que estos dos grandes bloques de tierra se movieran y ocasionaran el terremoto del jueves pasado, en Cinchona de Sarapiquí.

Así lo explicó ayer Eliécer Duarte, especialista del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori).

Una falla es una grieta o fisura escondida bajo cobertura vegetal. La de Sarapiquí tiene miles de años, según afirmó el funcionario de Ovsicori.

Inmerso en una patrulla de 11 personas, Duarte recorrió la zona del desastre el viernes pasado para hacer una inspección.

“Lo que la falla hace es moverse, transcurre y se desliza. Eso provoca la gran zona de destrucción entre los dos macizos (volcánicos)”, dijo el vulcanólogo.

La zona de ruptura principal parece tener dos segmentos visibles. Uno inicia aproximadamente entre Sabana Redonda y Fraijanes hasta intersectar la zona del epicentro, ubicada entre Vara Blanca y Cinchona.

El segundo, parte cerca de la Catarata La Paz y toma rumbo nornoroeste, probablemente hacia San Miguel de Sarapiquí.

Devastador

El especialista manifestó que las pérdidas en la zona del epicentro son totales.

Según el informe preliminar de Ovsicori, la fuerza liberada en la zona del epicentro produjo el ensanchamiento del cauce del río Sarapiquí.

“Las viviendas en el centro epicentral quedaron en su mayoría, aplastadas por el impacto de la sondas sísmicas. Los agrietamientos a ambos lados del río Sarapiquí sostienen rumbos sur-norte afectando gravemente terrenos de cultivo, potreros y selva”, dice el documento.

La inspección también reveló que miles de hectáreas de bosque virgen y secundario fueron a dar al fondo del río y sus afluentes.

“El impacto ecológico y ambiental es uno de los más severos comparado con muchos terremotos que antecedieron”, añade el informe.