Antonio Alfaro, periodista
analfaro@aldia.co.cr
No sé por qué, pero eso que llamamos patria tiene un sabor especial cuando se está fuera de ella.
Ver la bandera, escuchar el himno o un repentino “pura vida” en boca de alguien que intenta ser amigable, despierta una leve sensación de orgullo.
De pronto, nos topamos a un conocido que en Costa Rica ni siquiera saludaríamos, pero, en el extranjero, lo hacemos como si se tratara del gran amigo de barrio que hace mucho no vemos.
Igual sucede con otros detalles, como las camisetas que encontré en una tienda de “souvenirs” en el Juan Santamaría. Con estampados bastante originales; además de la lapa, la iguana o la rana, había otras con motivos históricos o geográficos: Un cañón antiguo y la leyenda “Not army since 1948” (sin ejército desde 1948), “51.100” (en alusión a la extensión de nuestro territorio), “Independent country” (país independiente). La verdad, sentiría agrado si veo a un extranjero vistiéndolas. A un tico también, por qué no. ¿O no mudamos complacidos rótulos como “No fear” o “Tal por cual University”?
Ese pedazo de tierra que llamamos Costa Rica, a veces es más apreciado desde fuera por propios y extraños. Uno de estos días, de paso por una librería hondureña, eché un vistazo a un libro titulado “Guía para viajeros”, o algo por estilo.
“Lugares que usted debe visitar alguna vez en la vida” –decía–. ¿Adivinen qué? Ahí estaba mi país. Su país, estimado lector.
© 2009. Periódico Al Día. El contenido de aldia.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr.