Ronny Rojas
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“No hay garantía de que el equipo que se adquirió era necesario”, declaró ayer el auditor de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), Randall Jiménez Saborío, ante los jueces que analizan el caso Caja-Fischel.
“No hubo estudios técnicos para determinar prioridades y no sabemos cómo se definió la lista de equipos que se compraron”.
Jiménez explicó que no halló evidencia de que los equipos médicos adquiridos mediante el plan Finlandia, respondían a las necesidades reales de la Caja.
Durante el 2004, los auditores de la entidad encontraron que 265 artefactos provenientes de Finlandia y cuyo valor ascendía a $6,8 millones, estaban sin uso en varios centros médicos del país.
Entre otras razones, no se ajustaban a las necesidades de los pacientes, no había personal para operarlos o la Caja no tenía infraestructura para ubicarlos.
Jiménez contó que para la ampliación del proyecto Finlandia, la Caja echó mano de casi ¢3 mil millones de su presupuesto ordinario, afectando otras áreas como instrumental de laboratorio.
En este juicio están acusadas siete personas, entre ellas el expresidente Rafael Ángel Calderón, por supuestamente repartirse $8,3 millones de comisiones ilegales, que habría pagado la firma Instrumentarium Medko Medical, a cambio de un contrato por $39,5 millones con la Caja.
Randall Jiménez continuará hoy con la declaración.
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