Antonio Alfaro
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La “Sele” ya no puede devolver el tiempo y batirse de nuevo en duelo de penales con Panamá, pero sí puede aprender de la caída.

“Hay que romper el libreto”, podría titularse una de esas lecciones que dejó la UNCAF, no solo en la final, sino también en los juegos anteriores, escondidas tras las victorias ante la misma Panamá, Guatemala y El Salvador.

Muy ordenada, la Selección cereció por tramos de desequilibrio individual, de esos jugadores que intentan el regate, una penetración, pese a que los tenía. Le apostó al orden, a pasar y pasar la bola, a la paciencia hasta encontrar el gol, que no llegó ante Panamá.

“Obviamente uno planifica para desordenar el orden del equipo rival”, comenta el técnico Kenton. No siempre se puede ir alegremente al ataque y propiciar un gol en contra -recuerda-.

Así, Costa Rica logró golpear en varios juegos, incluyendo el primero contra Panamá: con tres opciones anotó tres goles. En la final, ante el mismo rival -y también con tres opciones- no se pudo. No siempre alcanza.

Detalles

Poco remate. La “Sele” a lo sumo logró 7 remates directos (ante Guatemala). En los de más juegos no pasó de cuatro.

Certero. Si mantiene la efectividad de los primeros juegos en UNCAF, no tendrá problema. En el primer juego anotó tres goles en cuatro remates.

De menos a más. A la “Sele” le costaron los arranques. Irónicamente, en el último juego se empezó mejor, presionando.

Creativo. Álvaro Sánchez fue desequilibrante en la Copa, excepto ante Panamá. Le cuesta cuando juega muy arriba. Cuando baja, hace de las suyas.