Antonio Alfaro
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Parecen tan solo tres metros a cada lado del campo, pero no es poca cosa: la gramilla del Morera Soto será 661,5 metros cuadrados más pequeña; eso es más que una cancha de baloncesto (420 m.).

Jugadores rojinegros como Carlos Castro lo lamentan. “Nosotros le sacábamos provecho al ancho de la cancha”, asegura, mientras el directivo Rafael Solís argumenta que las nuevas medidas del terreno son las recomendadas por FIFA: 105 metros de largo por 68 metros ancho, en detrimento de los 105 m. por 74,3 m. que tenía el terreno rojinegro.

En realidad, la FIFA establece un margen para partidos internacionales que puede variar entre los 100 y 110 metros de largo y los 64 y 75 metros de ancho. Cuestionado al respecto, Solís comentó que en el último libro de estadios de FIFA, se menciona la nueva medida como la idónea.

“Ir contra lo que dice FIFA es como ir contra la Biblia”, expresó Solís, quien echó mano al documento mencionado, citando su página 60: “Se podrán jugar partidos en campos de diferentes dimensiones y se deberán acatar las dimensiones mínimas y máximas estipuladas en las Reglas de Juego publicadas por la FIFA. No obstante, se recomienda con insistencia que los estadios nuevos tengan un terreno de juego de 105 m x 68 m”.

Aunque se trata de una recomendación, más adelante señala que “para todos los partidos de alto nivel, el terreno de juego deberá tener” ese tamaño, justo las que tiene el Saprissa.

“El Saprissa es largo, pero un poco angosto”, señala Carlos Castro. Según él, para rivales que se lleguen a encerrar, nada mejor que un campo ancho. Advierte además que la Liga tiene jugadores veloces por las bandas o en ataque a los que favorece la amplitud, pero concluye que al equipo “no le quedará más que amoldarse al nuevo tamaño”.