Alejandro Arley Vargas
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Así no se puede. Desde que se eliminó la restricción vehicular, el pasado 12 de junio por un fallo de la Sala Constitucional, pareciera que la única forma de entrar o salir de San José en las horas pico es con un helicóptero.

¿Se imagina tardar una hora recorriendo apenas seis kilómetros entre Llorente de Tibás y la fábrica Pozuelo en La Uruca?

Esto le puede ocurrir en las horas pico de la tarde, según constató Al Día en varios recorridos que realizó entre el 22 de junio y el 1 de julio pasados en puntos críticos de tráfico vehicular.

Las autopistas General Cañas (que va de San José a Alajuela), la Florencio del Castillo (que conduce a Cartago) y el centro de la capital son de los puntos con mayor colapso vial. A ellos se une la ruta a Heredia por La Uruca.

Del Parque Central de Alajuela al Parque Central de San José, el recorrido, de 19 kilómetros, tardó 53 minutos. La hora de inicio del viaje fue a las 6:55 de la mañana.

En sitios como el cruce de Belén o el Real Cariari, los carros se detienen por completo.

Una situación similar se dio entre Cartago y San José, pasando por San Pedro. El paso entre el cruce de La Galera y la Universidad de Costa Rica es toda una tortura si se sale a las 7 a.m. de la vieja metrópoli.

Según Germán Marín, director de la Policía de Tránsito, desde que se eliminó la restricción los tráficos atienden entre un 40 y 45 por ciento más de colisiones.

¿Hay soluciones?

Karla González, ministra de Obras Públicas y Transportes, informó el viernes pasado que el decreto ejecutivo para restablecer la restricción vehicular está listo.

“Solo falta adjuntar un estudio de Ingeniería de Tránsito que mide el impacto ocasionado por el levantamiento de la restricción”, explicó.

Además de esa medida, González aseguró que cuando el MOPT finalice todas las ampliaciones de vías que se realizan actualmente, la capital se sentirá más desahogada.

Otra de las acciones que el Gobierno impulsará es el Tren Eléctrico Metropolitano (TREM). “Por ahora fomentaremos el uso del tren a Heredia”, dijo.

¡Qué presas!