Eduardo Solano
Ovación Radio
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Ayer sábado apareció por la casa que lleva su nombre, lista para entrar a la gran fiesta que prepararon los directivos de la nueva era.

El liguista aplaudió, frenéticamente, como ese símbolo que hace tanto tiempo los rojinegros perdieron. Nos preguntamos si al “mago del balón” le sentaría bien la sintética alfombra de caucho, impensable para aquellos que, como él, lucieron imponentes sobre la aromática cancha natural.

Me gustaría haberme acercado a él y poder departir con una celebridad, de aquellas que uno admira y al hacerlo evoca cada una de sus acciones, aunque no lo haya visto nunca.

Le robaría algunos minutos, antes de que me indiquen que ahí no puedo estar. Le preguntaría sin que note que es una pregunta y sienta más bien que es una conversación. Hablaríamos si el “Pato” debería seguir o darle una oportunidad de vestir la camisola que él tanto amó, como lo hizo Morera, y no un partidito de despedida, para endulzar una salida.

Debatíriamos si la Liga tiene un plantel competitivo, para alzar la Copa al final del camino. Por lo menos, le diría que no lo siento ganador, que le faltan figuras para brillar y encantar.

¿O jugadores que amen la camiseta, verdad?, me diría. ¿Y los dirigentes? ¡Ah, los dirigentes! Ellos han venido a limpiar la casa, don Alejandro, pero no solo es eso, se necesita que un equipo en la cancha respalde la labor de escritorio.

Ya me voy, pero ud, ¿qué le preguntaría a don Alejandro? ¿O qué platicaría con él?. No deje de enviarme su comentario. Mi frase final: “Don Alejandro, disfrute del partido y luego siga descansando, porque su equipo y ud. nunca dejarán de existir”.