Domingo 19 de julio de 2009, San José, Costa Rica
Sucesos | Testigo huyó de una muerte segura y desarticula a banda de asesinos
Con cárcel de timbalero la calma vuelve a Los Cuadros
Era vengativo y sus cómplices se empoderaban con él/ OIJ lo liga con unas 12 muertes
  • AlDia.cr
    Ayer el jefe policial de Los Cuadros, Ronny Sánchez, dijo que la zona está más tranquila. H. Arley.
  • AlDia.cr
    Para el Tribunal quedó demostrada la culpa de los tres. Archivo.
  • AlDia.cr
    Araya descuenta 45 años por el crimen y por intento de homicidio de un testigo. H. Arley.

Hugo Solano
hsolano@aldia.co.cr

San José. - Mientras corría por la oscuridad de las alamedas de Los Cuadros, sentía el silbido de las balas a diestra y siniestra y hasta escuchaba de cerca las pisadas de varias personas que lo seguían a toda prisa.

Cuando llegó a un precario lleno de atajos, supo que estaba a salvo. Eran las 9 p.m. del 21 de octubre del 2007.

Atrás quedó sin vida el taxista informal Léster Mena Reyes, quien recibió 14 balazos, la marca del más temido homicida de Los Cuadros, Ruenyi Araya Montagnini, de 25 años.

Aquella noche, la suerte y la astucia le permitieron a Byron Brenes, acompañante de Léster, salir con vida de la emboscada. Su testimonio en los Tribunales fue determinante para que los jueces dictaran 45 años de cárcel contra Ruenyi Araya, e igual cantidad de años contra dos de sus cómplices Karen Chaves y Ronald Murillo.

El OIJ, la Fuerza Pública y los vecinos de Los Cuadros de Goicoechea y ciudadelas cercanas, son testigos de que la zona se calmó desde que Ruenyi y muchos de sus secuaces están presos.

“Para nosotros Araya es un sociópata. Más que por dinero, mataba por sed de venganza y cálculo. En la última década no ha existido en Costa Rica una persona vinculada con tantas muertes como él”, expresó el oficial de apellido Carvajal, de la sección de homicidios del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

A Araya nunca se le conoció un oficio fijo, aunque a veces decía ser mecánico y otras taxista informal. Era integrante de una comparsa y tocaba los timbales. Detrás del inofensivo músico, se ocultaba el homicida.

Desde el 2003, el OIJ comenzó a involucrarlo con ajusticiamientos, bajonazos y asaltos en los que habían muertes de por medio, pero en Los Cuadros nadie se atrevía a hablar en su contra y más bien, las veces que la Policía lo tuvo cerca, se les perdía en cualquier casa donde pidiera entrar, porque si él tocaba, la gente le tenía que abrir.

Según el investigador, a Araya se le conocen seis hijos pequeños con al menos cuatro mujeres de la zona. En el Registro Civil aparece casado desde los 16 años.

Entre sus conocidos y amigos, algunos fallecidos y otros presos por su propia banda, aparecen Chino Balazos, el Negro Miguel, Chinco, Pesheta, Pilly, Ricardo, Geovanny Loco, Orejas, Jogoto, Zanahoria, Mi Nene y Adrián Villalobos Salazar, alias “Histeria”.

La novia de este último, Karen Chaves, acudió a Ruenyi, amigo de ambos, para vengarse de Léster Mena, taxista que, según el OIJ, habría trasladado a los homicidas de Histeria, fallecido el 14 de octubre del 2007 al sector conocido como El Matadero.

La noche de la venganza, una semana después del crimen, Karen llegó en un Hyundai verde con Ruenyi. Se bajó, preguntó por Léster y al ubicarlo, Araya hizo un disparo al aire. Instantes después llegó otro carro con varios hombres armados.

Karen abofeteó al taxista y le preguntó que si era cierto que quería matarla. Este la tomó del brazo, pero la soltó cuando Ruenyi le disparó en una pierna. Minutos después, una lluvia de balas percutidas por la banda, dejó al taxista sin vida en la acera de la Calle Los Colochos, 100 al oeste del Súper Purral.

De seguido, Araya le apuntó a Byron, acompañante de Léster, pero el arma se le encasquilló y no disparó. Para distraerlos, Byron gritó ¡viene un carro! y empujó al muchacho que estaba a su lado apuntándole con una escopeta. En el forcejeo, un cómplice disparó, pero hirió en el brazo a uno de de sus propios compañeros.

Byron aprovechó para correr hasta una alameda y huir por el precario de El Matadero. Así comenzó a gestarse la caída de “La 85”, la banda liderada por Ruenyi Araya.

En los meses que transcurrieron desde la muerte de Léster hasta el juicio, Byron recibió llamadas para que no se presentara a declarar o cambiara su versión. Le ofrecían un carro, una casa y hasta dinero en efectivo. Unas veces decían que era de parte de Karen y otras veces de Ruenyi.

Caídos

Araya cayó en un operativo de la Fuerza Pública de Alajuelita. Negó su identidad, pero los tatuajes de telaraña en los brazos lo delataron.

El OIJ detuvo a Karen Chaves en un allanamiento en Los Cuadros. Allí se le decomisó el buzo que llevaba la noche del crimen.

Mailin, hermana del taxista, huyó a Nicaragua por temor . Otros testigos también.

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