Erick Carvajal M.
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Hazel Brenes, vecina de barrio Fátima de Cartago, fue ayer a la basílica de los Ángeles para pagar una promesa, después de que se dio cuenta, por medio de las noticias, que se había cancelado la romería.

Ella, junto con la pequeña Alison Brenes, de cuatro años, entró al santuario de rodillas.

“Vine porque le hice una promesa a la Virgen, por un problema que tiene mi hija en sus ojos”, manifestó Brenes.

Algunos fieles dijeron estar disconformes con la suspensión de la actividad, aunque al mismo tiempo entienden que es un asunto de salud.

“No cierran bares, ni cines, pero cierran algo que es de Dios; eso no puede ser”, comentó Iván Solano, vecino de Cot de Oreamuno, Cartago.

Para otros es una medida acertada. “Corremos el riesgo de que se propague más la gripe”, manifestó Danilo Zúñiga, vecino de San Isidro de Heredia, quien fue a la basílica para dar gracias por el cumpleaños de su madre, Filiberta Solís.

Muchos aprovecharon ayer la poca cantidad de gente en el santuario para pagar sus promesas.

“Es una lástima que la hayan suspendido, sobre todo por las personas que vienen de zonas alejadas del país”, afirmó Andrea Castro, vecina de Tres Ríos.