Gabriela Solano
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Su dulzura y simpatía definitivamente trasciende a su personaje de “doña Hilda”, en la novela “Sin senos no hay paraíso”, que se pasa por canal 7, a las 10 p.m.
Catherine Siachoque conversó con Al Día en exclusiva desde Miami y aseguró estar muy entusiasmada por volver a tierra tica, la cual visitó años atrás junto a su esposo, el actor Miguel Varoni. La sexy colombiana no dudó en abrir su corazón para compartir con el público su vida completita.
¿Es la fama y el dinero un mal consejero?
Sí. Yo creo que la fama incluso puede ser peor que el dinero, porque el reconocimiento de la gente produce una sensación maravillosa que puede elevar los pies de quien no los tenga sobre la tierra.
¿Sin tetas hay paraíso?
Sí, sin encanto no lo hay.
¿Usted es toda natural?
Por ahora sí. Pero creo que si alguien quiere mejorar algo lo puede hacer, por convicción, no porque te lo impongan.
Doña Hilda se enamora de alguien más joven, ¿le ha pasado?
Nunca. Yo tenía debilidad por los hombres mayores. Me encantaba esa pausa que tienen y ese deseo de no impresionar. Así como Miguel (Varoni) son perfectos.
Aunque es una mujer muy bella, su bien formado trasero impresiona a los hombres, ¿siempre fue así?
(Se ríe). No, yo sufrí mucho porque era bailarina y ser voluptuosa no ayudaba. Me ponía fajas para aplastarme el busto, con la cola era imposible. Hasta hace poquito noté que era un atributo.
Su esposo, el actor Miguel Varoni (“Pirulino”) es el director general de la novela, ¿él la dirigía en las escenas sensuales con Albeiro o prefería no hacerlo?
Sí, claro que si. Para él es muy fácil. Imagínate que cuando era la villana hacía de todo con todos, ahora hasta le parecen discretas mis escenas (se ríe). El otro día hasta yo me sorprendí de ver los videos de la novela “Te voy a enseñar a querer” en YouTube, parezco actriz semierótica (se ríe).
¿Ha tenido amores prohibidos como su personaje?
Sí, cuando era soltera. Creo que le pasa a todo el mundo. Tenía mi instinto de culpa y placer.
¿Será cierto que las mujeres maduras tienen más encantos que las jóvenes?
Yo hablo por mí. Ahora me miro al espejo y me gusto más que antes. Creo que las mujeres después de los 30 años somos más interesantes, más seguras y sabemos lo que queremos.
¿Puede el amor cegar las acciones de nuestros hijos?
Ser madre es algo tan difícil y tan duro que por eso a veces hablo con Miguel y pensamos si nos arriesgamos a ser padres o no. Una mala amistad puede dañar una vida de enseñanzas.
Doña Hilda es muy confiada con los hombres, ¿usted lo es? ¿la han hecho sufrir?
¡Ay! sí, claro todos. Al principio cuando empecé con Miguel sufrí tanto por desconfiada. Imagínate, alguien como él que tenía todos los ojos encima. Pero un día pensé que me iba a enloquecer o le daría una imagen de quien no era. Por eso tomé la decisión de calmarme. Fue una decisión de vida.
Los “narcos” invitan a las famosas a sus fiestas en la novela, ¿a usted le ha pasado?
Es algo que se ve desde hace muchos años, alguna vez hubo una insinuación de alguien, pero yo lo paré de inmediato.
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