Isaac Lobo
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No importa viajar cientos de kilómetros, dormir en el suelo, soportar el frío inclemente de la madrugada y hacer filas durante horas, la sola idea de alcanzar un sueño lo puede todo.

Miles de jóvenes llegaron ayer a la última audición de “Latin American Idol”, la cual se realizó en el Gimnasio Nacional, ubicado en La Sabana.

Muchos estuvieron ahí desde el viernes y montaron un improvisado campamento. Había gente de toda Costa Rica y de Centroamérica. Las filas tenían unos 100 metros y se internaba en el “pulmón” josefino.

Las vestimentas eran tan dispares como los estilos musicales de cada soñador: unos eran copias de Daddy Yankee, otros del grupo RBD y los más llamativos eran los “emo” con sus pavas que les tapaban media cara y los ojos pintados de negro.

“Vengo de Pérez Zeledón y estoy haciendo fila desde las 11 p.m. del viernes”, contó Karina Jiménez, quien llevaba en su bolso una cobija, un abrigo negro con cuello de peluche blanco y un paquete arrugado y a medio terminar de Tronaditas.

Ella a como pudo se maquilló, se puso perfume por aquello y disimuló las ojeras de la trasnochada, aunque a sus 19 años, eso es algo fácil; ya que es una edad en la que casi no se necesita dormir.

La joven se perdió en el mar de gente que ingresó a la instalación deportiva. El primer jurado al que se enfrentaron los jóvenes era nacional: Tapón, Raúl Villalta, Duvalier y Luigi Flores.

“Hay mucho talento, pero también hubo que decirles que no a unos”, dijo Tapón.

Era fácil distinguir quien pasaba a la siguiente ronda y quienes no. Los sonrientes llevaban una boleta morada con la indicación de que hoy deben de llegar al hotel Cariari a la siguiente eliminatoria, los demás corrían con los ojos llenos de lágrimas a los brazos de algún familiar.

“Vengo desde Guatemala y se que voy a ser el ganador del programa, tengo con que. Aquí estoy haciendo mil esfuerzos, porque no tenía el dinero”, resumió José Francisco Juárez.

Tan sólo 29 horas esperó Wendolyn Obregón en las afueras del Gimnasio Nacional para ser la primera de la fila. Aunque parezca mucho llegar a las 5 a.m. del viernes, para ella no, pues quiere ser una estrella.

Vestida con buzo, tenis y abrigo, cuando llegó la hora de entrar, ella se cambió al frente de todos y se puso un vestido negro y se maquilló, lo hizo tan rápido que nadie se dio cuenta.

“La madrugada estuvo terrible, hizo mucho frío, la gente se entretenía jugando fútbol y hablando”. “Vengo desde San Ramón de Alajuela y mi sueño es ser una cantante reconocida a nivel mundial”, aseguró. “Tengo que lograrlo, porque yo dejé mis estudios por esto”.

Ella deberá estar en la segunda audición hoy en el hotel Cariari, a partir de las 6 a.m. Si tiene suerte y talento estará en las dos grandes eliminatorias, el lunes y el martes en Repretel, cuando llegue el jurado internacional, entre ellos Jon Secada y Mimí.