Domingo 26 de julio de 2009, San José, Costa Rica
Nacionales | Hogares vacíos tras la partida de víctimas del virus
Las primeras huellas de dolor de la influenza
Cuatro familias revelan y muestran el sufrimiento en que están sumidas, después de que la pandemia les arrancó de sus vidas, de un solo golpe, a un ser querido
  • AlDia.cr
    Estornude con cuidado.

Erick Carvajal M.
ecarvajal@aldia.co.cr

En el momento que escribí esta nota, la cifra de fallecidos por gripe, confirmada por el Ministerio de Salud, era de 17.

Detrás del frío número, el rostro de carne y hueso de la influenza que pude ver es de un dolor inmenso.

Familias que no tuvieron la oportunidad de decir adiós a esposos, hijos o amigos, que debieron enterrarlos rápido en ataudes cerrados y que ni siquiera pudieron velarlos.

Parientes de cuatro de esas 17 víctimas, cuyas identidades se manejan con el mayor hermetismo, abrieron sus puertas a este diario para mostrar un poco de su dolor.

El 9 de mayo pasado el país se llenó de luto cuando se anunció la primera víctima de la gripe, Manuel Arévalo, de 53 años.

Arévalo era músico. Procedente de El Salvador, llegó a Costa Rica escapando de la guerra para hacer una nueva vida.

Vianney Rodríguez, de 45 años y quien falleció el 5 de julio, también soñaba con sus nietas y era una mujer llena de Dios.

Así como ellos, Juana Bodán, nicaragüense de 25 años y embarazada de gemelos, quien murió el 11 de julio, aspiraba a tener una casa propia y un futuro mejor para sus hijos.

Ronald Ordoñez, de 44 años, a quien la gripe se lo llevó el 12 de julio, dejó una huella imborrable en su esposa, María Auxiliadora Aragón y en su hijo, Luis Diego, un joven de 17 años que sigue sus pasos como dibujante.

El pasado 24 de abril empezó a escribirse la historia de la gripe en Costa Rica. Ese día, el Ministerio de Salud activó la alerta de prevención ante la aparición de la temible enfermedad.

Cuatro días después se confirmó el primer caso en el país: una joven universitaria de 21 años que vino de México.

Hasta el momento nadie ha podido parar al virus.

Oscuro paso

24 de abril, 2009

Las autoridades de Salud activaron una alerta en los mecanismos de prevención y monitoreo, tras la aparición de la influenza humana.

11 de junio, 2009

La Organización Mundial de la Salud decretó el nivel máximo de alerta por la gripe que se convirtió en la primera pandemia del presente siglo.

13 de julio, 2009

El Ministerio de Salud ordenó extender una semana las vacaciones estudiantiles de medio año, para proteger a los alumnos ante el repunte de contagios y muertes por la gripe.

21 de julio, 2009

La romería hacia la Basílica de los Ángeles, en Cartago, fue suspendida por el Ministerio de Salud y la Iglesia Católica para evitar un contagio masivo.

No sea una víctima más

Mantenga el constante lavado de manos, aplique el protocolo de estornudo, evite los saludos de mano, beso y abrazo y no asista a lugares de mucha aglomeración.

A los pacientes que tienen citas programadas o de emergencias, el Ministerio de Salud les recomienda que acudan solos a los centros médicos o con un solo acompañante.

Los grupos de riesgo son las personas diabéticas, asmáticas, fumadoras, hipertensas, con obesidad mórbida o con enfermedad obstructiva crónica y que deben tener más cuidado.

  • AlDia.cr
    Manuel Arévalo (izquierda) a mediados de los 80. Reproducción Rafael Pacheco.
Vino al país escapando de la guerra
Amante de la música
Manuel Arévalo, de 53 años, primera víctima

“Viento, campos y caminos... distancia, qué cantidad de recuerdos de infancia, amores y amigos... distancia, que se han quedado tan lejos...”, debe estar cantando Manuel Arévalo, de 53 años, en el cielo.

Esa canción, que se llama “Distancia”, del famoso Alberto Cortez, era su tema favorito y cada vez que quería oírlo, le pedía a su primo, Eugenio Martínez, que se lo cantara.

Manuel fue la primera víctima de la gripe en Costa Rica, el 9 de mayo pasado.

Músico de profesión, nació en El Salvador y pasó su infancia en el departamento de Santa Ana, a 65 kilómetros de San Salvador.

“Se vino al país escapando del conflicto armado”, comentó su primo.

Juntos hicieron una carrera en la música nacional tocando con tríos y mariachis.

“Estuvimos 12 años con la folclorista nacional Carmen Granados, fue una experiencia increíble”, dijo Martínez.

La partida de Manuel dejó un gran dolor en su familia. Días antes de su muerte estuvo compartiendo en la casa de Martínez, contando chistes.

“Siempre alegre. Era de esas personas que hablaban y todos escuchaban, es muy difícil lo que estamos pasando”, expresó el primo.

La música siempre fue su pasión y en los tríos que estuvo siempre era quien convencía a los clientes. “Él era quien le conseguía los contratos”, agregó Martínez.

Manuel era vecino de Coronado, padre de seis hijos y abuelo de siete nietos. “Su mayor enseñanza fue vivir la vida con alegría”, dijo su primo.

  • AlDia.cr
    Ronald Ordoñez murió en el Calderón Guardia. Foto ilustrativa.
Ronald Ordoñez trabajaba en el ICE
Esposo bondadoso y padre excelente

Hace 20 años, María Auxiliadora Aragón, recién llegada de Nicaragua, fue invitada a un cumpleaños. Regalo en mano, fue al sitio donde sería la fiesta, pero no vio a nadie. Llamó a una amiga y ésta le dijo que todo se trababa de una broma.

Triste y sin comprender por qué le hacían eso, fue al sitio donde era el supuesto cumpleaños, se sentó y se puso a llorar. En la mesa de lado, había un muchacho que se puso a hablar con ella.

Al cabo de seis meses de aquel primer encuentro, se casaron y tuvieron un hijo, Luis Diego.

Ronald Ordoñez y María Auxiliadora cumplieron 19 años de casados el 28 de mayo pasado en su casa, en Coronado. Un mes y 14 días después de su aniversario, él falleció víctima de la influenza.

El recuerdo del primer día que se conocieron es imborrable en la memoria de María Auxiliadora.

“La última semana que pude estar con él, mientras estaba enfermo, lo único que hice fue abrazarlo”, comentó la esposa.

Ronald trabajaba como dibujante desde hace siete años en el ICE y su hijo sigue sus pasos, pues estudia lo mismo y le gusta mucho esa especialidad.

Era un esposo alegre. Le encantaba cocinar. “Las sopas y las carnes eran su especialidad”, manifestó Aragón.

A cada momento lo recuerda y se le viene a la mente ese hombre bondadoso que un día se acercó a una muchacha que lloraba porque le habían jugado una broma.

  • AlDia.cr
    Roberto Gaitán, esposo de Juana Bodán, aseguró que su dolor es algo que lleva clavado en el corazón. Rafael Pacheco.
Juana Bodán murió embarazada de gemelos
La mujer que soñaba con su casa propia

Todo fue tan rápido para Roberto Gaitán que todavía siente que duerme en su cama, al lado de su esposa, Juana Bodán, en su humilde casa, en Sagrada Familia. “Me hace mucha falta”, dijo.

Bodán, de 25 años y quien estaba embarazada de gemelos, falleció el 11 de julio pasado.

Gaitán está solo en su casa. Sus dos hijos están con una tía.

“De vez en cuando vienen personas a hacer oración, porque sino, quién sabe dónde estuviera”, manifestó.

Conoció a Juana en Nicaragua, pero se casaron aquí y tuvieron a sus dos hijos, Yesennia, de 9 años, y Roberto, de 7.

Como toda pareja soñaban con tener una casa propia y que sus hijos pudieran estudiar y tener un mejor futuro.

Ella era una mujer muy cariñosa. Una ama de casa, entregada a su matrimonio y a Dios.

“Era una mujer muy creyente, llena de Dios. Estábamos muy ilusionados con el embarazo, pero no sabíamos que eran gemelos hasta que ella los perdió en el hospital”, expresó Gaitán.

Le pide fuerzas a Dios, hasta ha pensado en irse a Nicaragua.

“Este es un dolor que se lleva en el corazón y que no sé cómo explicarlo, pero es muy difícil”, manifestó.

En aquella pequeña casa, en Sagrada Familia, están los recuerdos de Juana.

Los cumpleaños que celebraron, las alegrías, tristezas y las esperanzas que algún día compartieron en la intimidad de su cama, pensando que algún día podían tener una vivienda propia.

  • AlDia.cr
    Francella Murillo, hija de Vianney Rodríguez. Erick Carvajal M.
Vianney Rodríguez nació en Abangares
Dijo que Dios le reveló que se la iba a llevar

Dos meses antes de morir, Vianney Rodríguez, de 45 años, les dijo a sus hijas que Dios se la iba a llevar pronto.

Eso lo dijo tranquila después de una oración que hizo en su casa en Turrucares, Alajuela. “Ella ya lo sabía”, comentó su hija, Francella Murillo.

Rodríguez murió el el 5 de julio pasado y sus familiares no tuvieron tiempo de nada.

“Nos dijeron que había que enterrarla rápido, en una caja cerrada. Eso fue algo muy difícil”, contó Murillo.

Su madre nació en Abangares y era la sexta de ocho hermanos. Cuando ella tenía cinco años la familia se instaló en Turrucares, Alajuela.

“Era una mujer que nos daba muchos consejos, muy cariñosa y entregada al Señor”, comentó su hija.

Rodríguez era amante de las pastas y le encantaba cocinar carnes. “Le quedaban deliciosas”, explicó Murillo.

De su primer matrimonio tuvo tres hijas, Francella, María Narazareth y Fanny María.

Se volvió a casar hace cinco años con Luis Ángel Orozco, con quien vivía en Santa Lucía de Heredia. “Estaba muy contenta de estar allá y se congregaba en la iglesia “Paseo por las almas”, manifestó Murillo.

A escasos días de que se cumpla un mes de su muerte, la familia afirma que no cree que su fallecimiento haya sucedido por la gripe, sino que todo sucedió porque Dios se la llevó.

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