Patricia Recio G.
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Hincada frente a las puertas cerradas de la Basílica de Los Ángeles, Rosalinda Quirós, dio gracias a la Virgen por haberle permitido llegar hasta su santuario.
“Nos duele mucho ver todo cerrado, pero aún así venimos con mucha devoción, yo le pido a la Virgencita por mi esposo Secundino Borges, quien padece de esclerósis”, dijo la mujer, quien caminó desde las 3 de la madrugada de ayer y desde San José, junto a su hija, yerno y nieto.
Pese a la prohibición del Ministerio de Salud, cientos de fieles aprovecharon el feriado de ayer para caminar hasta donde “La Negrita”, cargados de peticiones y promesas.
“La función de la romería no está en si la iglesia está abierta o cerrada, el sentido de la romería es caminar de un lugar a otro como muestra de fe o de agradecimiento”, aseguró Minor Ugalde, quien caminaba ayer hacia Cartago desde Alajuela, de donde salió a las 6:30 a.m.
Como él, muchas personas cumplieron su romería llegando hasta el frente de la Basílica, en donde de rodillas y frente a la entrada realizaron sus oraciones.
El camino para estos romeros no fue fácil, pues, debido a la prohibición del Ministerio de Salud, escasean los puestos de atención de la Cruz Roja y más aún los operativos de tránsito, por lo que debían sortear los carros.
La ministra de Salud, María Luisa Ávila, recalcó el llamado para que las personas no hagan la romería.
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