Esteban Rojas Sáurez
Alejandro Arley Vargas
aarley@aldia.co.cr

“Buenos días, estoy en Costa Rica, ¡me derrocaron!”.

Esas fueron las primeras palabras que pronunció el derrocado presidente de Honduras, Manuel “Mel” Zelaya, al arribar el domingo a Base 2 del aeropuerto Juan Santamaría y ser recibido por el viceministro de Seguridad, Oldemar Madrigal, y por Javier Sancho, director de Protocolo de la Cancillería.

Pese a que Zelaya denunció al llegar que fue traído secuestrado por tres militares fuertemente armados de su país, ninguna autoridad costarricense corroboró quiénes eran los ocupantes de la nave y en qué condiciones traían al gobernante, refugiado hoy en Managua.

Madrigal y Sancho aseguraron ayer que el mandatario hondureño no les informó nada sobre el secuestro.

Madrigal agregó que no vio personas que portaran armas.

“No no sé si estaban armados, yo los vi uniformados, pero estaban en una aeronave propiedad del Estado hondureño y nunca tocaron suelo costarricense”, agregó el Viceministro.

“No podemos decir que ingresó personal militar porque ni siquiera los pilotos se bajaron de la aeronave, no podemos decir que se violó el espacio aéreo porque es una aeronave que contaba con permiso de ingreso al país y no es artillada”, indicó Sancho.

Según Aviación Civil, la aeronave llegó a las 8:10 a.m. y se fue a las 9 a.m.

En esos 50 minutos, ninguna autoridad costarricense investigó la presencia de los militares de los que habló Zelaya, ni solicitaron detener el retorno de la nave a Tegucigalpa, pese a la inusual llegada del mandatario a quien los militares obligaron a bajar en pijamas y sin medias.

El director de Aviación Civil, Jorge Fernández, explicó que la operación de la aeronave fue considerada normal y que además no fueron advertidos de ninguna situación de secuestro.

El plan de vuelo del avión lo envió por radio la Cenamer (Central América Radio), ubicada en Tegucigalpa, Honduras, una hora antes de tocar suelo tico.

Alertaron a Arias

El presidente, Óscar Arias, supo que Zelaya venía en un avión hacia nuestro país pocos minutos después de las 6 a.m. del domingo pasado, tras recibir una llamada telefónica de la embajadora costarricense en Guatemala, Lidiette Brenes Arguedas.

La diplomática fue alertada a las 6 a.m. por Enrique Ortez Colindres, nombrado canciller de Honduras tras la expulsión de Zelaya por los militares quienes lo sacaron de su vivienda en medio de disparos a las 5 a.m. de ese día.

Brenes confirmó ayer a este medio, desde Guatemala, que Ortez, quien es su amigo desde hace muchos años, la llamó dos veces.

En la primera conversación con el presidente Arias, Brenes le avisó que Zelaya sería sacado de Honduras hacia Costa Rica.

“En ese momento era una posibilidad, pero de inmediato traté de llamar al señor Canciller (Bruno Stagno), pero él estaba en Nicaragua”, afirmó Brenes.

En una segunda llamada, a las 6:30 a.m., Ortez confirmó a Brenes que el avión del Gobierno hondureño ya había salido rumbo a Costa Rica.

La Embajadora volvió a comunicarse por teléfono con Arias y le contó de la acción militar que le describió Ortez.

“Le dije: (al Presidente), mirá, parece que ocurrió un movimiento”, recordó la diplomática.

Ortez fue presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y embajador de Honduras ante la Organización de las Naciones Unidas.

“Me derrocaron”

Tras llegar y denunciar que había sido derrocado, Zelaya fue conducido a la oficina de dirección en Base 2, donde le dieron café, galletas de soda, gallo pinto y una acetaminofén porque le dolía la cabeza.

Fue revisado por personal de la Cruz Roja, los cuales reportaron estable su presión arterial y nivel de azúcar en la sangre.

“Le prestamos el teléfono para que se comunicara con sus familiares. Hizo varias llamadas. Primero habló con la mamá. Después le conseguimos ropa”, afirmó Sancho.

El funcionario de la Cancillería indicó que los pilotos del avión no bajaron a la pista y dijeron tener órdenes de regresar de inmediato a Honduras.

Además de Javier Sancho y Oldemar Madrigal, el mandatario Manuel Zelaya fue atendido en Base 2 por el vicecanciller costarricense, Edgar Ugalde, y Cyrus Alpízar, jefe de Ceremonial de la Cancillería.

El mundo

Óscar Arias, Costa Rica. “Lo que sucedió en Honduras es un retroceso para la democracia de Centroamérica”.

Felipe Calderón (centro), México. “Expresamos nuestro más enérgico rechazo al golpe de Estado ocurrido el domingo en Honduras”.

Luiz Inacio Lula da Silva, Brasil. “Nosotros no podemos aceptar o reconocer cualquier nuevo gobierno que no sea el del presidente Zelaya”.

Barack Obama, EE. UU. Aseguró que para los Estados Unidos Manuel Zelaya “sigue siendo presidente de Honduras”.

Raúl Castro (izq), Cuba. El Parlamento pide “la reinstalación” de Zelaya y el restablecimiento del Estado de Derecho”.

Los costarricenses que viven en Honduras también han tenido que someterse al toque de queda, entre las 9 p.m. y las 6 a.m., impuesto por el Gobierno del nuevo presidente, Roberto Micheletti, para evitar disturbios.

Mabel Segura, cónsul de Costa Rica en Honduras, dijo ayer a Al Día que la embajada trabajó normalmente, pero los funcionarios y la colonia tica, al menos de 500 personas, deben acatar la medida.

El toque de queda finalizaría a las 6 a.m. de hoy, según decretó Michelleti.

“No hemos tenido reportes de costarricenses heridos. Por ahora todo está bien”, aseguró Segura, anoche.